martes, junio 03, 2008
Despertar o regresar al mundo de todos los dias
He vuelto a la ciudad. Ha costado solo una hora de tráfico, y un dia o dos para volver a estar presente en las calles de mi ciudad.
Repaso los dias -tres noches, dos dias enteros, más una mañana y una larga tarde- en el refugio. No hay demasiado que recordar. Arboles, un camino que sube y también baja.
Dormir, levantarse entre el canto de pájaros, acostarse tras un paseo en la noche oscura, casi negra, del bosque.
Llover, mojarse, encender un fuego en la chimenea para secar la ropa. Comer escuchando el agua del canal y el viento.
Reutilizar un tetrabrick como cubo para lavarte. Ante la falta de sofás y sillas reclinables usar los aislantes y el saco para plantarte en el suelo, o las escaleras, o en una buena piedra al sol.
Descubrir esos pájaros pequeños, el sonido del viento. Ver cada una de las piedras en el suelo del porche, mientras lo barres.
No tener apenas más que lo imprescindible, y pasar unos dias sin el resto. Y descubrir entonces que es necesario y cuanto no.
Siempre que hago estas cosas me cuesta adaptarme a la ciudad y su multitud. De ruidos, de gente, de objetos. Esta vez solo ha hecho falta un dia o dos para aceptar que estoy de vuelta, de regreso a la velocidad del sonido.
No ha sido muy divertido, ni tampoco aburrido, han ocurrido pocas cosas, cada una importante. Se que es solo un sitio al que ir, un refugio temporal.
El mundo no es solo asfalto y ruido, la carrera de la ciudad. Tampoco es los pacientes arboles, los encuentros con zorros y muflones en las montañas.
Es un poco de todo, un equilibrio. No es un equilibrio ideal, solo el único posible en el momento presente. Un equilibrio.
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8 comentarios:
Y diluirte en la inmensidad de la naturaleza.
Lástima que parezca más difícil hacer lo mismo en la asfaltada ciudad.
que envidia, que envidia más sana... a ver cuando puedo yo volver a fundirme, a integrarme en la naturaleza de esa manera..., dicen que ,todo es querer, no? (a veces hay más cosas).
Un abrazo colega.
Ajur
qué bonita experiencia...en las ciudades a veces encontramos "trocitos de naturaleza", que nos salvan...yo ayer encontré uno, en el Parque del Retiro, Madrid, una maravilla...esto me recuerda Carlo Frabetti:
El Jardín es la naturaleza recordada por la cultura: naturaleza recreada y domesticada, como siempre la memoria recrea y domestica el pasado.
El Jardín intenta reproducir el espacio perdido de la naturaleza, pero sobretodo intenta reproducir su tiempo: el tiempo cíclico de las estaciones,
el tiempo remansado de la vegetación inmóvil, frente al tiempo lineal y fugitivo de la ciudad, del calendario, de la historia.
Jardín colgante, suspendido en el espacio: un espacio que es metáfora del tiempo, y también su metonimia, desde que espacio y tiempo forman un todo indisoluble.
Jardín de infancia, donde juegan los niños se arremolina el tiempo, sus flechas no señalan hacia ningún después, revolotean.
Jardín secreto, hortus conclusus que cierra sus puertas al devenir y a sus testigos.
Jardín perfumado que embriaga la memoria, donde el presente es maleable como un recuerdo, y el recuerdo inflama los sentidos.
Jardín de los senderos que se bifurcan, donde todo se cumple, donde la elección no anula las alternativas.
Jardín del Amor, donde no se cuentan los años, donde los años no cuentan, donde la fuente mana inagotable bajo la especie de la eternidad, donde todo es simultáneo.
CARLO FRABETTI
Besos
Glauka
La naturaleza contiene una armonia, una simetria que halla eco en el interior de nosotros.
La ciudad ,como creación humana y sobretodo de nuestra mente, tiene tambien ese potencial, pero bloqueado por el ruido, el caos y la confusión.
Un abrazo Lughnasad, y ue encuentres armonia donde quiera que estés.
Querido Ajur, tu tienes tu huerto, ese bonsai o miniatura de la naturaleza y sus ciclos.
Tambien tienes responsabilidades grandes. Si un dia la necesidad es lo bastante apremiante, seguro que encontrarás un compromiso, una respuesta. Un nuevo equilibrio.
Mientras, un fuerte abrazo
Que bueno tener noticias tuyas de nuevo Glauka.
Los jardines son maravillosos. Demasiado ordenados por ser hijos de la mente, pero contienen un potencial enorme de armonia y paz.
Yo he leido muchos libros en parques, y aún asocio un banco o un rincón a una novela que leí un dia allí.
No importa tanto el sitio como lo que en ti despierta.
Gracias por el texto. Que sigas disfrutando de esos rincones y besos
Qué envidia sana me dabas cuando contabas tu estancia en el refugio... Desde luego, es difícil volverse a adaptar al ritmo de la ciudad, pero el secreto de todo está en el equilibrio, efectivamente. Y cuando el hábitat natural de uno es el asfalto y el cemento, no hay más remedio que encontrar ese equilibrio.
Un besote, Ashbless.
Querer atrapar algo es perderlo.
También la bendición de poder acceder al refugio puede convertirse en algo dañino si se convierte en un fin, no en un medio.
Mientras, a disfrutar la ciudad en la manera de lo posible. Y si se cruza una oportunidad de evitar el ruido y la confusión de la ciudad, lo haremos.
Un abrazo amigos de Calle Quimera
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