jueves, mayo 15, 2008

Una semana fuera























Fuera del blog, pero dentro de mi vida, que no es que sea complicada, es que tiene mucho relieve, como un papel de lija o una etapa del tour de Francia. Detalles, problemas, consciencia de los mismos, y la montaña rusa de los desafíos cotidianos, que nunca se detiene.

Se detuvo un poco. Pasé un par de días recluido, dejando el mundo afuera y dopándome de oscuridad y del resplandor de las series que tenia guardadas. La vida esperaba mientras, como un sabueso paciente, y cuando comprendí que no estaba consiguiendo nada en esa dirección, tuve que abrir la puerta.

Dicen que cuando dejas de tocar la guitarra un día, solo lo notas tu. Y que cuando llevas dos días sin tocarla, son tus amigos quienes se dan cuenta. La vida es así. Dejas de salir a su encuentro, le pones barreras al mar, y cuando te das cuenta estás torpe, confuso, y apenas puedes nadar.

Ahora sufro de dos cosas contrapuestas e interesantes al tiempo. Una es el alzamiento de mi ego, de la voz que comenta, añora, teme e imagina lo que está por venir. Mi cabeza es un lugar menos silencioso en que las semanas pasadas. La otra cosa es un aumento de la consciencia de ello, y un replanteamiento de actitudes, gestos y necesidades que no son míos.

Todo eso, las neuras, las costumbres, e incluso las necesidades que habitualmente experimentamos no son nuestras, pertenecen al habitante de la cabeza. De la identidad que forjamos toda una vida con juicios ajenos, temores y sospechas acerca de nosotros mismos, consejos publicitarios y experiencias varias.

Somos bastante más sencillos de lo que pensamos, más plásticos y perdurables. No necesitamos comprar cosas para sentirnos mejor o ser más. No estamos condenados por lo que nos ocurrió en el colegio o en un oscuro cuarto. Y somos capaces de cosas que no imaginamos. Porque en nosotros hay más que lo que pensamos. Porque sin pensar somos, y sin nombrarlas podemos hacer las cosas, y se conduce mucho mejor sin pensar en que marcha metemos. Porque sin darle vueltas a las cosas podemos resolver los problemas en lugar de enredarnos con ellos, vivir en lugar de temer y, sobretodo, estar en paz.

Aquí estoy de nuevo, desmontando un escalectric de necesidades innecesarias, miedos y limitaciones que me estaba creciendo. Limpiando y devolviendo a la sencillez el mundo y a la mirada con que lo percibo, dejando que las cosas pasen, y sobretodo, dejándome ser, más allá de esquemas o fórmulas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias

Ashbless dijo...

A ti.

Un abrazo