martes, marzo 24, 2009
La estación de los amores
Ha llegado ya la primavera. Ayer lo celebramos con amigos y desconocidos, saliendo a la calle a dar abrazos gratis y celebrando que la vida continua. Hoy sigue la fiesta, y en ella el sol y la tierra y todos los seres que alentamos disfrutamos de la nueva estación.
Más allá de tópicos y humanas opiniones el mundo se renueva. La gente se empareja, la savia y la sangre burbujean de puro vigor, y el mundo recupera aceleradamente el ritmo que perdió durante el invierno.
Yo también lo siento, y no me resisto al movimiento de los astros ni a los impulsos de la vida. Seria tan inutil como frustante. Os deseo que disfruteis de la primavera, que cabalgueis la ola de vida que nos alcanza, y que seais tan felices como podais.
Un abrazo
La estación de los amores,viene y va,
y los deseos no envejecen, a pesar de la edad.
Si pienso en cómo he malgastado yo mi tiempo,
que no volverá, no regresará, más.
La estación de los amores, viene y va,
y llegará sin avisar, ya verás, te sorprenderá.
Tuvimos tantas ocasiones, perdiéndolas.
No las llores más, no las llores hoy, más.
Le queda un nuevo entusiasmo, por latir, al corazón.
y otra posibilidad de conocerse.
Los horizontes perdidos no regresan jamás.
La estación de los amores,
volverá con el temor y las apuestas,
y esta vez cuanto durará.
Si pienso en cómo he malgastado yo mi tiempo,
que no volverá, no regresará, más.
Tuvimos tantas ocasiones, perdiéndolas.
No las llores más, no las llores hoy, más.
La estación de los amores, viene y va,
y los deseos no envejecen, a pesar de la edad.
Si pienso cómo he malgastado yo mi tiempo,
que no volverá, no regresará, más.
martes, marzo 17, 2009
Los minutos son de arena
Si la vida está construida con algo, es con tiempo. Con tiempo y con voluntad, con proyectos, con ratos pequeños y grandes. Hay porciones grandes de tiempo, como bloques, que son el trabajo, dormir, incluso comer. Hay momentos pequeños, como guijarros o gravilla. Charlas de trabajo, ratos perdidos ante el ordenador o la tele. Ir al baño, mirar el frigorífico...
Sumamos los bloques grandes y nos sale una gran parte de nuestra existencia, quizás la mitad. Pero queda otra mitad, dispersa y repartida en mil acciones diferentes, por suerte y por desgracia. Muchas de las cosas pequeñas que hacemos tienen sentido por si mismas; otras tantas son respiraderos o reacciones ante cosas que no están bien. Modos de equilibrar, tomando una cerveza o urgando en google, los tiempos de trabajo, tensiones o angustias, todo aquello que no nos llena plenamente.
Digo todo esto porque Punset, ese señor que tiene tan buen gusto para elegir contertulios, decia hace no mucho que para ser bueno en cualquier cosa no cuenta tanto el talento como el esfuerzo y tiempo dedicados. Hasta aquí nada nuevo. La novedad es que pone una cifra para alcanzar la maestria en algo, 10.000 horas.
Cuando me encuentro ante cifras tan redondas no dejo de pensar en la arbitrariedad de estas medidas; sin embargo, 3.000 horas por encima o por debajo, es necesario dedicar una importante cantidad de tiempo a las cosas para hacerlas bien. Con suficiente experiencia seremos buenos en nuestro trabajo - cosa de cinco años a cuarenta horas semanales. Con suficientes codos nos doctoraremos e incluso haremos algún postgrado y saldremos de la universidad conociendo de verdad una materia -unos ocho años dedicando seis horas diarias.
Los chamanes como Don Juan lo sabian, y dedicaban toda su energia vital a lo "importante" eliminando las distracciones y lo insignificante de sus vidas. Algunos expertos alcanzan la maestria cultivando la obsesión y la monomania. y los pobres niños prodigio tocan el piano perfectamente a los ocho años despues de vivir su infancia entre las teclas.
Yo quiero ser bueno en varias cosas, o al menos en alguna, porque es entonces cuando eso que haces se disfruta más, y se realiza con facilidad y fluidez. Y hablo de las cosas que me gustan e interesan. Veo que para ello voy a necesitar vivir muchos años, ser constante e incluso ampliar las horas semanales; por ejemplo, el kung fu lo estoy comenzando a disfrutar ahora, un año y apenas 150 horas después de comenzar a practicarlo. Para comprenderlo antes de los noventa y cinco años se impone dedicarle más horas a la semana, incluso diariamente. Y lo mismo con el ingles, la meditación, el masaje y la fisioterapia...
Así que estoy contemplando el cuadro de mi dia. Los bloques que pueden ajustarse, tallarse o hacerlos participar de estas materias. Los trozos de tiempo que se gastan como reacción a otras cosas, para sentirte mejor y sobrellevar el dia a dia. Y mientras, que estos nuevos ajustes no produzcan más tensión y más necesidad de tiempo para sobrellevarlos...
Me consuela recordar más de un tercio de la práctica del kung fu es descansar. Y que todas estas cosas me gustan. Estoy mirando, asomándome por los rincones de mi cotidiania, buscando esos minutos que son arena muy fina, y que siendo mi vida, se me escapan de entre los dedos...
viernes, marzo 06, 2009
Cultivandose
He estado ausente una semana más de lo habitual. Han sido dias de mucha tensión. Algunas cosas, el trabajo, las estancias clínicas y su memoria, no solo han requerdio mi atención en su momento concreto, sino que mi pensamiento se ha quedado enganchado en ellas. Cuando estaba haciendo otras cosas, o volvia a mi cabeza la preocupación por lo pasado o por venir, o volvia la tensión, aunque estuviera pensando que comprar en el super o dando un paseo.
Así he perdido el silencio durante unos dias. Las cosas se ha vuelto dificiles cuando no tenian porqué serlo, y ha sido necesario un esfuerzo de relajación, una voluntad de no planificación, para regresar a la sencillez original.
Como siempre, avance, retroceso y vuelta al principio. Entretanto se ha aprendido algo, y no el recorrido vital, sino el proceso de aprendizaje es el que ha regresado al principio. He aprendido alguna lección nueva y también varias viejas. Cuando las aplique correctamente, los obstaculos, problemas y dificultades que seguro experimentaré pronto, serán nuevos; espero poder aprender también entonces.
Ahora las cosas van encajando casi solas, aunque nunca del modo esperado ni del todo gratis. Mi trabajo fin de carrera a cambiado completamente de dirección, siendo ahora sobre la hidroterapia y el parkinson, y el resultado de dejar en manos de un fanático de la hidroterapia la rellenar del documento de inscripción. Curiosamente mi falta de preparación en hidroterapia me deja a cargo de presentar, traducir al ingles y redactar textos, con lo que mi aspiración de aprobar sin invertir demasiado de mi tiempo se va a cumplir.
Algunas personas han salido de mi vida, por la puerta grande, y otras parece que por la pequeña. El espacio que han dejado no está tardando en llenarse; supongo que incluso muchos de los que ahora aparecen, se marcharán también, pero no todos.
Y así va. Tras mucho desear algún fin de semana libre, he tenido dos, a cual más extraño y divertido. Y lo han sido sin planificar demasiado, solo dejándote llevar por el viento, pero no por el miedo...
Tengo la impresión de que con nuestras vidas somos como campesinos. Podemos esforzarnos, preparar bien el terreno y las semillas. Ser sabios en interpretar el clima y elegir el momento de cada una de nuestras acciones. Pero el resto no está en nuestras manos. Debemos confiar en la naturaleza, en la nuestra y en la ajena. En el propio mundo y sus ciclos y sabiduria. Todo lo que necesitamos está ya aquí; acaso no podemos verlo, acaso la prisa y el temor nos hagan desear hoy lo que mañana debe ocurrir. Pero todo llega, y cuando sea su momento, se irá.
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