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domingo, febrero 10, 2008

El debate zen























Los maestros zen enseñan a sus jóvenes pupilos a expresarse por sí mismos. Dos monasterios zen, vecinos entre sí, tenían cada uno de ellos un pequeño protegido. Sucedió que uno de ellos, yendo por la mañana a comprar legumbres, se encontró con el otro en el camino.

“¿Adónde vas?”, le preguntó al verlo.

“Voy a donde mis pies me lleven”, respondió el otro.

Esto dejó confundido al primer pupilo, que fue enseguida a consultar a su maestro. “Mañana por la mañana”, le aconsejó éste, “cuando vuelvas a encontrarte con ese muchacho, repítele la pregunta que le formulaste hoy. Te responderá lo mismo, y entonces le dirás: «Supón que no tuvieses pies. ¿Adónde irías entonces?». Esto lo pondrá sin duda en un buen aprieto”.

Los dos muchachos se encontraron a la mañana siguiente.

“¿Adónde vas?”, preguntó el primero.

“Voy allá donde me lleve el viento”, respondió el otro.

Esto volvió a dejar perplejo al jovencito, que contó su fracaso a su maestro.

“La próxima vez pregúntale adónde iría si no soplase el viento”, le sugirió éste.

Al día siguiente se encontraron por tercera vez.

“¿Adónde vas?”, preguntó el primero.

“Voy al mercado a comprar legumbres”, replicó el otro.

jueves, enero 03, 2008

El monje furioso


A Monk's Life, originally uploaded by VIjay Pandey.

Dos monjes zen iban cruzando un río. Se encontraron con una mujer muy joven y hermosa que también quería cruzar, pero tenía miedo.
Así que un monje la subió sobre sus hombros y la llevó hasta la otra orilla.
El otro monje estaba furioso. No dijo nada pero hervía por dentro. Eso estaba prohibido. Un monje budista no debía tocar una mujer y este monje no sólo la había tocado, sino que la había llevado sobre los hombros.
Recorrieron varias leguas. Cuando llegaron al monasterio, mientras entraban, el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le dijo:
-Tendré que decírselo al maestro. Tendré que informar acerca de esto. Está prohibido.
-¿De que estás hablando? ¿Qué está prohibido? -le dijo el otro.
-¿Te has olvidado? Llevaste a esta hermosa mujer sobre tus hombros -dijo el que estaba enojado.
El otro monje se rió y luego dijo:
-Sí, yo la llevé. Pero la dejé en el río, muchas leguas atrás. Tú todavía la estás cargando...

jueves, noviembre 01, 2007

El ciego y la lámpara
























Un ciego se despidió de su amigo, y éste le dio una lámpara.
“Yo no necesito la lámpara, pues para mí, claridad u oscuridad no tienen diferencia” -dijo el ciego.
“Lo entiendo, pero si no la llevas, tal vez otras personas tropiecen con usted” -dijo su amigo.
-"Está bien"

Y caminó en la oscuridad hasta que tropezó con otra persona....

-“¡Huy!”-dijo el ciego.

-“¡Hay!” -dijo el otro.

-“¿No vio la lámpara?” -dijo enojado el ciego.

-“¡Amigo! Su lámpara estaba apagada”

lunes, julio 16, 2007

El general y su jarrón





























Había un general que estaba en su casa apreciando su colección de antigüedades, cuando de repente casi se le cae un precioso jarrón.

-¡Oh! ¡Qué susto!

Pensó: "Ya he dirigido millares de soldados, enfrentando diversas situaciones de vida o muerte y jamás me atemoricé. ¿Por qué será que hoy por causa de una vasija me asusté de esa manera?”.

Finalmente, comprendió que el hecho de tener en su mente “deseo y rechazo” era la causa de su miedo. Entonces simplemente arrojó la valiosa vasija y la rompio.

domingo, julio 15, 2007

Una situación tensa (jur, jur)





















Un día mientras caminaba a través de la selva un hombre se topó con un feroz tigre.

Corrió pero pronto llegó al borde de un acantilado.

Desesperado por salvarse, bajó por una parra y quedó colgando sobre el fatal precipicio.

Mientras el estaba ahí colgado, dos ratones aparecieron por un agujero en al acantilado y empezaron a roer la parra. De pronto, vio un racimo de frutillas en la parra.

Las arrancó y se las llevó a la boca. ¡Estaban increíblemente deliciosas!