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martes, marzo 17, 2009

Los minutos son de arena


Si la vida está construida con algo, es con tiempo. Con tiempo y con voluntad, con proyectos, con ratos pequeños y grandes. Hay porciones grandes de tiempo, como bloques, que son el trabajo, dormir, incluso comer. Hay momentos pequeños, como guijarros o gravilla. Charlas de trabajo, ratos perdidos ante el ordenador o la tele. Ir al baño, mirar el frigorífico...

Sumamos los bloques grandes y nos sale una gran parte de nuestra existencia, quizás la mitad. Pero queda otra mitad, dispersa y repartida en mil acciones diferentes, por suerte y por desgracia. Muchas de las cosas pequeñas que hacemos tienen sentido por si mismas; otras tantas son respiraderos o reacciones ante cosas que no están bien. Modos de equilibrar, tomando una cerveza o urgando en google, los tiempos de trabajo, tensiones o angustias, todo aquello que no nos llena plenamente.

Digo todo esto porque Punset, ese señor que tiene tan buen gusto para elegir contertulios, decia hace no mucho que para ser bueno en cualquier cosa no cuenta tanto el talento como el esfuerzo y tiempo dedicados. Hasta aquí nada nuevo. La novedad es que pone una cifra para alcanzar la maestria en algo, 10.000 horas.

Cuando me encuentro ante cifras tan redondas no dejo de pensar en la arbitrariedad de estas medidas; sin embargo, 3.000 horas por encima o por debajo, es necesario dedicar una importante cantidad de tiempo a las cosas para hacerlas bien. Con suficiente experiencia seremos buenos en nuestro trabajo - cosa de cinco años a cuarenta horas semanales. Con suficientes codos nos doctoraremos e incluso haremos algún postgrado y saldremos de la universidad conociendo de verdad una materia -unos ocho años dedicando seis horas diarias.

Los chamanes como Don Juan lo sabian, y dedicaban toda su energia vital a lo "importante" eliminando las distracciones y lo insignificante de sus vidas. Algunos expertos alcanzan la maestria cultivando la obsesión y la monomania. y los pobres niños prodigio tocan el piano perfectamente a los ocho años despues de vivir su infancia entre las teclas.

Yo quiero ser bueno en varias cosas, o al menos en alguna, porque es entonces cuando eso que haces se disfruta más, y se realiza con facilidad y fluidez. Y hablo de las cosas que me gustan e interesan. Veo que para ello voy a necesitar vivir muchos años, ser constante e incluso ampliar las horas semanales; por ejemplo, el kung fu lo estoy comenzando a disfrutar ahora, un año y apenas 150 horas después de comenzar a practicarlo. Para comprenderlo antes de los noventa y cinco años se impone dedicarle más horas a la semana, incluso diariamente. Y lo mismo con el ingles, la meditación, el masaje y la fisioterapia...

Así que estoy contemplando el cuadro de mi dia. Los bloques que pueden ajustarse, tallarse o hacerlos participar de estas materias. Los trozos de tiempo que se gastan como reacción a otras cosas, para sentirte mejor y sobrellevar el dia a dia. Y mientras, que estos nuevos ajustes no produzcan más tensión y más necesidad de tiempo para sobrellevarlos...

Me consuela recordar más de un tercio de la práctica del kung fu es descansar. Y que todas estas cosas me gustan. Estoy mirando, asomándome por los rincones de mi cotidiania, buscando esos minutos que son arena muy fina, y que siendo mi vida, se me escapan de entre los dedos...

miércoles, enero 07, 2009

Todo el tiempo del mundo






















El sabado estuve siete horas en el aeropuerto, esperando un vuelo que nunca despegó. Contra todo pronóstico esas siete horas fueron refrescantes, de descanso y ajuste. Conversé con gente que seguramente no volveré a encontrar, practiqué el ingles y por unos instantes encabecé una rebelión civil contra los desmanes de Ryanair.

Me lo pasé pipa, e incluso saqué un rato los apuntes de Afecciones Medico Quirurgicas y repasé algo. También dormí en las sillas del aeropuerto, y eché de menos un buen aislante para poder acampar en condiciones.

¿Porqué este buen humor? En parte porque me gustan los aeropuertos, y cualquier manifestación del viaje me anima. También porque estaba rompiendo la rutina de estar en casa intentando estudiar sin gana alguna. Ese tiempo me sentí libre, estaba asumido ya como gastado desde el principio. Si no tienes nada, no tienes nada que perder, y mi viaje a la capital tampoco se ajustaba a horarios.

Por otro lado, y es la menor de las razones, habia leido en el libro de Thich Nhat Hanh "Cómo lograr el milagro de vivir despierto" la historia de un hombre casado y con hijos que decia que disponia para si mismo de tiempo infinito, porque consideraba que cada una de las horas del dia, estuviera ayudando a su hijo con los deberes o preparando la cena con su pareja, eran suyas. 

Lo mismo ocurrió en el aeropuerto. Yo estaba allí por mi decisión, que apoyaba totalmente, y aceptaba que no podia controlarla. Ryanair no me estaba haciendo nada personal a mi específicamente, y en cada una de las horas que pasé en el aeropuerto siguieron teniendo sesenta minutos con sus segundos correspondientes. Pasarlos deseando que terminaran o aceptándolos es una diferencia pequeña pero de consecuencias inmensas. 

Leímos nuestros libros, charlamos, dejamos que el tiempo pasara sin apretarlo. Después pusimos nuestras reclamaciones ante el incumplimiento de contrato de Ryanair, unos elegieron quedarse confiando en el vuelo de medianoche y el resto tomamos otros transportes para no perder más vuelos o simplemente volver a casa. Esto último hice yo, agotado el primer día de unas vacaciones de dos. Volví a casa. Mi vida continuaba, igual que si hubiera llegado a Madrid. Y fue un buen fin de semana. 

miércoles, diciembre 31, 2008

2008-2009



















La misma humana falacia estriba en pisar una frontera y creer que estamos en dos paises, que contener el aliento a con la última campanada y sentir que ha pasado un año en un segundo.

Pese a todo aquí estamos. Llevamos quizás algo de lenceria roja, o cenamos lentejas. Las doce uvas caen como píldoras, costumbre ancentral originada en la sobreproducción de uva de 1909 y que ahora viene pelada, sin semillas y en lata. Beberemos cava o similar para bajarlas y desearemos de verdad feliz 2009 a los presentes.

Otro año más. Hace un siglo que no veo la tele, pero hecho de menos los reportajes resumen del año. Aunque falaces en terminos de relevancia, muestran ese milagro continuo que es el año. Doce meses, trescientos y pico dias. Todos duraron veinticuatro horas y cada una de ellas tuvo los mismos segundos, en ninguno de los cuales ni nuestro corazón ni nuestro aliento pudieron detenerse de verdad. Ahora quizás sea todo confuso, y parezca que el año pasó volando, pero no es cierto.

Vivimos, viajamos en el tiempo en una única dirección, adelante, y la velocidad es siempre la misma. Un dia cada vez, un segundo cada segundo. ¿Estuviste allí? ¿No te diste cuenta? El año no va a repetirse para que lo pesques esta vez.

Es el único viaje, aquel que no necesitamos reservar. Abre los ojos, y que el siguiente año no se nos escape. Que solo temamos al miedo y deseemos el propio desear. Vive y disfruta.

Y Feliz 2009!!

viernes, noviembre 14, 2008

A traves del tiempo




















Estamos a prueba. Continuamente. 

Si un dia dejamos de comer, de beber o respirar, también dejaremos de pagar impuestos. Si no vamos a trabajar, perderemos el empleo. Si no nos maqueamos y salimos de calle, quizás hasta perdamos la fama de guapos.

Nada es permanente. Nada persiste, y al final, tampoco podremos llevarnos nada. 

Esta noche he hecho limpieza. He sacado los viejos juegos de sábanas donde me encontré con amores que eran nuevos. Toallas que secaron los sudores de esfuerzos pasados. Y esas ropas que le sentaban tan bien al extraño que fui.

Es cosa de hacer espacio. A nuevas sábanas, a camisas que aún no he elegido y a toallas de colores más vivos. Un hueco para que pueda llenarse con cosas y gentes nuevas, y así cambiar mi vida lo justo, para que pueda continuar.

He tenido un par de noches de guardia, he bordeado una recaida en mi salud y verificado también que solo estamos libres de los malos hábitos en tanto nos cuidemos de ellos. Mientras, son las tantas de la madrugada y no tengo sueño. Madredeus desgasta con notas suaves la distancia a la mañana, y no me apetece estudiar. Si no estudio ni voy a clase ¿soy un estudiante? Si dejo de pensar y me voy a la cama ¿seré un sueño?

No lo sé. Solo podemos hacer una cosa cada vez, y la mayoria cobran pleno sentido después, cuando ya no las tenemos presentes. Mientras espero que se llenen los huecos de mi vida para el amor, el sueño, los logros, estoy aquí sentado, escribiendo algo que significa una cosa al escribirla, y otra distinta ahora, que la lees tú.

jueves, agosto 21, 2008

Tiempo... y espacio





























Estos son los días tontos del verano. Ese tiempo que perdura aun lejos los retornos, septiembre y la lluvia. Esas semanas de Agosto que gracias a plegarias de colegiales y empleados se alargan como el mercurio en el termómetro.

La ciudad está vacía - medio solo por los que no escapamos en la playa- y los cines y bares con aire acondicionado atraen a los refugiados como a polillas. Es ver a las mismas gentes en los mismos sitios. Si importara, si tuviera ganas de otras cosas, diría lo que la gente dice; es solo cuestión de tiempo... hasta que acabe Agosto.

Estamos pues en un momento especial del año. Un instante infinitamente alargado de silencio. Un ángel que ha pasado sobre nosotros y no se resigna a marcharse. Que es lo que ve aquí el ángel, solo el lo sabe. Yo veo calles encendidas de fuego y sin gente, rostros extraños que se esconden el resto del año, y la prohibición de un ángel exterminador sobre salir de casa durante las horas de sol.

El tiempo se dilata, y por ello se contrae. Si toda la eternidad careciera de fases distinguibles, para un espectador distraído seria un solo instante, una siesta de pesadilla que no terminara nunca...

Para completar el cuadro os contaré que los exámenes vienen a mi encuentro, que mi fe en las salidas laborales de la fisioterapia se tambalea, que mi ordenador ha sufrido un ictus y he invertido en piezas para resucitarlo mejorado. Si te mueves hace calor, sino solo sofoco. Estoy recuperando buenas costumbres como la meditación, pero nada parece duradero y fiable dentro de la eternidad.

No se que deseo. Casi no deseo nada de fuera. Nada externo es fiable o fundamental, ni va a resolver nada. Nada deseo, salvo encontrarme en una noche o en una plaza, y charlando, confiarme que es lo que necesito.



El no-paso del tiempo está retratado en esta fabulosa galería de Brian Chapman. Su estudio de la sobrexposición reduce a lo esencial la realidad, dejando solo un armazón para el tiempo. Que es lo único que pasa y dejando huellas, no deja residuo de si mismo.

sábado, agosto 02, 2008

Tao Te King 64, la facilidad de lo suave





















Lo que está en reposo es fácil de retener.
Lo que no ha sucedido es fácil de resolver.
Lo que es frágil es fácil de romper.
Lo que es menudo es fácil de dispersar.
Prevenir antes de que suceda,
y ordenar antes de la confusión.
El árbol que casi no puede rodearse con los brazos,
brotó de un germen minúsculo.
La torre de nueve pisos,
comenzó por un montón de tierra.  El viaje de mil millas,
empezó con un paso.
Quien actúa, fracasa.
Quien tiene, pierde,
Por esto, el sabio nada hace y no fracasa;
nada posee, y nada pierde.
El hombre suele malograr la obra cuando va a concluirla.
Cuidando del final como del principio,
ninguna obra se perdería.
Por esto, el sabio aspira a no desear nada
y a despreciar lo valioso.
Aprende a no aprender,
regresa por el camino que los demás ya han recorrido,
y así, sin atreverse a obrar,
favorece la evolución natural de todos los seres.


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Un viaje de mil millas comienza en con un solo paso. Los problemas se resuelven mejor antes que se presenten. La clave está en la suavidad, como siempre. Hacer las cosas como si no hicieras nada, sin estress, sin miedos, con naturalidad.

Wu wei.

Estoy empezando a estudiar, o mejor a rodear los apuntes como si fueran un puercoespín y yo un zorro curioso. De momento no estoy avanzando mucho. Otras áreas de mi cotidianía están abandonadas, por razones prácticas y otras que no lo son tanto.

Un amigo bastante más joven me confió una noche un secreto a voces. Las personas que logran las cosas- me contó- esas que llegan lejos o consiguen realizar lo más difícil no son mucho más listas o afortunadas que tu o que yo. Casi todo el mundo es bastante parecido en realidad. Aquellos que consiguen los sueños más lejanos solo han perseverado en sus objetivos. Así, un poco cada día, han terminado llegando a donde es imposible de otro modo. Es más, me dijo con la confianza que dan la falta de años y de heridas, si tu lo intentas con constancia, nada es imposible.

Es cierto. Caminar mil kilómetros o aprender las más difíciles asignaturas es imposible en una sola jornada, pero cualquier objetivo por grande que sea, se rinde ante la paciencia y la suavidad de lo cotidiano. Espero algún día comprender esto de verdad, con las tripas. Ese día, como mi amigo, como tu mismo, podré hacer cualquier cosa.

jueves, mayo 22, 2008

La leyenda del tiempo, de Federico Garcia Lorca y Camarón



























El Sueño va sobre el Tiempo
flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del Sueño.

¡Ay, cómo canta el alba! ¡Cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

El Tiempo va sobre el Sueño
hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo.

¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!

Sobre la misma columna,
abrazados Sueño y Tiempo,
cruza el gemido del niño,
la lengua rota del viejo.

¡Ay cómo canta el alba! ¡Cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!

Y si el Sueño finge muros
en la llanura del Tiempo,
el Tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.

¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!



Gracias a los amigos de Zentolos por recordarme este poema.