viernes, noviembre 28, 2008

Atravesando el nido del águila





















Otra vez asomo en este blog, como el Güadiana, como el buceador que respira entre zambullidas.

El dia a dia es un viaje. El camino, tan claro o dificil como escojamos. Y aunque atravesemos los más profundos valles, nos sorprende a veces encontrarnos tan altos como el nido de un águila.

Son momentos de claridad, de lucidez, en que nos podemos orientar y redirigir nuestros pasos. Y así evitar los pantanos y precipicios que ya empezabamos a considerar nuestras mejores opciones. Tras cada uno de estos destellos de luz, intentar traducirlos a palabras es perderlos como arena en el rio. Queda apenas una huella, la esperanza de que otra cosa es posible.

Es tan posible forzar esta sensación como acelerar un vagón de metro empujando la pared frontal del compartimento. Solo podemos hacer lo contrario, darnos un respiro, disolver las certezas o temores cotidianos, y así abrirnos a otra realidad además de la inmediata.

En nosotros, en todos nosotros, niños, viejos, valientes y derrotados, existe una extraordinaria capacidad para comprender el mundo, para extraer conclusiones propias, libres de los filtros muertos de los medios de comunicación y las mezquindades cotidianas. Para desnudarnos por un instante de ideas y temores- Para mantener los ojos abiertos cuando la vida nos enfrenta al vértigo de la altura. Cuando somos por un instante águilas.

Ya sea en la parada del bus, el duelo por una pérdida, el vacío del éxito o la derrota, tus ojos pueden abrirse, en lugar de permanecer cerrados, atados a los objetos más cercanos. No temas al vértigo, no te matará, solo te mostrará lo que no imaginaste, lo que es también cierto.

Que siempre hemos sido águilas.

domingo, noviembre 23, 2008

Si no saben como arreglarlo, por favor, dejen de romperlo



El 3 de junio de 1992, la pequeña Severn Suzuki, de 12 años, hizo enmudecer a los mandatarios de Naciones Unidas presentes en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro. Su discurso, sencillo y directo, puso a los políticos ante sus propias contradicciones e hizo sonrojar a más de uno. A pesar de los años que han pasado, sus palabras siguen teniendo una fuerza brutal, mucho más efectiva que algunas reiteradas advertencias sobre el cambio climático:

“Soy solo una niña y no tengo todas las soluciones, pero quiero que se den cuenta: ustedes tampoco las tienen. No saben cómo arreglar los agujeros en nuestra capa de ozono. No saben cómo devolver a los salmones a aguas no contaminadas. No saben cómo resucitar una especie extinguida. Y no pueden recuperar los bosques que antes crecían donde ahora hay desiertos.

Si no saben cómo arreglarlo, por favor, dejen de romperlo”.

Muchos conocíais la historia, que ha aparecido en varios blogs, entre ellos No indiferencia y Fogonazos, de donde lo he tomado. El discurso completo podeis leerlo aquí.

miércoles, noviembre 19, 2008

Una jornada tan larga...


















Anoche estaba tan cansado que no podia acostarme. O al menos eso parecia. Cuando la fatiga llega a extremos el metabolismo echa el resto y es una de esas veces en que la mente tiene más sentido común que su compañero el cuerpo.

Han sido unos dias largos, llenos de horas y minutos. Si tengo que empezar a contar, el último dia que descansé bien fue el viernes noche. Luego tuve una boda en Valencia, el viaje de ida y vuelta, comí con unos amigos y aterricé un domingo tarde en casa con tantas sensaciones dentro que no pude parar. Luego un lunes y martes laboral y personalmente intensos, y para que entrar en detalles...

Resulta curioso que nos sorprendamos con lo más natural del mundo. Que haga frio en invierno, el afecto de los amigos, que te diviertas tanto en las fiestas, y que conque muevas un poquito ficha, el universo conspire para satisfacer tus deseos.

Así, me he reencontrado con amigos muy queridos que habia dejado que se me escurrieran junto a la arena del reloj, lejos. Me han devuelto una imagen de mi que no es la que tengo, y me han hecho darme cuenta -otra sorpresa tonta- de lo malos jueces que somos de nosotros mismos.

Me han llamado para más clases particulares tras decidir unilateralmente que podia dar unas horas más a la semana, y parece que me van a pagar muy bien por hacer algo que me encanta. Y he perdido el miedo en ayudar a los demás con mis crecientes conocimientos de fisioterapia. Incluso me siento colmado de detalles y regalos por nadie en particular y el universo en general, ahora que empiezo a sentir que los merezco.

¿Todo bien? Solo si lo permito. Por otro lado, la tentación de apretar el acelerador está ahí. De querer hacer estos dias ordenados y perfectos. Y eso es imponerle geometria a un mundo que es salvajemente bello y armonioso sin interferencia. Lo bueno que me llega es respuesta y compensación de lo dificil, del esfuerzo y la relajación, y también de la fe, aunque pueda parecer extraño.

De resistirme a la tentación de controlar lo que está sucediendo. Y eso es como pedir certificados por triplicado al sol, a los abrazos, al viento y a la semillas de lo que ha de crecer.

Aquí estoy, sintiendome quizás mejor que ayer, cuando soy solo esa misma casualidad, el mismo enigma que otras veces, solo que con los ojos y los brazos más abiertos.

sábado, noviembre 15, 2008

Nueva música

Llevo unas semanas diciendo más veces sí, cuando diria no.


Una de la scosas de abrir puertas es que te entran cosas, corres riesgos y aunque ganar y perder son relativos, con perspectiva suficiente, se aprenden más cosas. Cosas, como por ejemplo, que te gustan músicas que antes no habias escuchado.

Son estas, que corresponden por orden al duo de Alastair Frasier y Natalie Haas, a los sin conocerlos escuché en concierto y me maravillaron con su magia.



A Lila Downs, mestiza criada en USA que toca muchos estilos pero conserva las raices con una fuerza extraordinario.



Y Facto Delafe y las flores azules, que son una sorpresa muy dificil de describir.




Decid SÍ. Y tambien NO, por supuesto. La gracia está en saber cual y cuando, en no tener miedo a hacerlo. Merece la pena.

viernes, noviembre 14, 2008

A traves del tiempo




















Estamos a prueba. Continuamente. 

Si un dia dejamos de comer, de beber o respirar, también dejaremos de pagar impuestos. Si no vamos a trabajar, perderemos el empleo. Si no nos maqueamos y salimos de calle, quizás hasta perdamos la fama de guapos.

Nada es permanente. Nada persiste, y al final, tampoco podremos llevarnos nada. 

Esta noche he hecho limpieza. He sacado los viejos juegos de sábanas donde me encontré con amores que eran nuevos. Toallas que secaron los sudores de esfuerzos pasados. Y esas ropas que le sentaban tan bien al extraño que fui.

Es cosa de hacer espacio. A nuevas sábanas, a camisas que aún no he elegido y a toallas de colores más vivos. Un hueco para que pueda llenarse con cosas y gentes nuevas, y así cambiar mi vida lo justo, para que pueda continuar.

He tenido un par de noches de guardia, he bordeado una recaida en mi salud y verificado también que solo estamos libres de los malos hábitos en tanto nos cuidemos de ellos. Mientras, son las tantas de la madrugada y no tengo sueño. Madredeus desgasta con notas suaves la distancia a la mañana, y no me apetece estudiar. Si no estudio ni voy a clase ¿soy un estudiante? Si dejo de pensar y me voy a la cama ¿seré un sueño?

No lo sé. Solo podemos hacer una cosa cada vez, y la mayoria cobran pleno sentido después, cuando ya no las tenemos presentes. Mientras espero que se llenen los huecos de mi vida para el amor, el sueño, los logros, estoy aquí sentado, escribiendo algo que significa una cosa al escribirla, y otra distinta ahora, que la lees tú.

lunes, noviembre 10, 2008

Un mundo de dolor





















En este mundo existe el dolor. Nos acompaña desde que nacemos y quizás hasta nuestro último aliento.

Es algo terrible que compartimos todos los seres vivos, y contamos entre los mayores temores y adversidades. Existe el dolor fisiológico, que viene de enfermedades o heridas, y también el emocional y psicológico. El que nos produce equivocarnos, la soledad, el desamor, o contemplar en el telediario que el mundo es lo contrario a nuestras creencias y esperanzas.

Este mundo está lleno de dolor. Para evitarlo tomamos precauciones, píldoras, sufrimos miedo, y buscamos la ayuda de médicos y de guías. Buda, que era pragmático y creía imposible una existencia sin dolor, recomendó aceptarlo como parte de la vida. Para él, negar el dolor y pretender evitarlo a cualquier precio reduciría una dimensión completa de la existencia, quitando tanto como nos habría dado el dolor. Jesús nos habla del dolor propio de este mundo, de esperanza y de un fin para el sufrimiento en el reino de los justos.

Sea como sea, el dolor está aquí. ¿Por qué existe? ¿Hay algún beneficio en él o es algo enteramente perverso? Indudablemente es un maestro rápido y efectivo. Las palmetas de profesores, los látigos de esclavistas, el azote de la madre o el sufrimiento de caminar sobre una pierna rota, el dolor nos empuja a adaptarnos a la situación. Para un enfermo de cáncer o de fibromialgia lo hace participe del deterioro de su cuerpo.

Pero, ¿qué es? Nada de lo que he escrito aporta nada nuevo. Para intentar alcanzar alguna conclusión diferente tendré que hablar desde mi experiencia, sin ser objetivo, sin poner distancia entre el dolor y yo.

En mi vida, como en la de todos, el dolor tiene un lugar muy importante. De hecho, la mayoría de mis momentos importantes están llenos de dolor. Veo esos momentos de crisis, sin embargo, como la puerta necesaria para llegar a etapas más satisfactorias de mi existencia. Eso no quiere decir que el dolor no exista antes ni después de estos momentos, sino cada vez que he necesitado crecer, cambiar mi vida, he experimentado un diferente y profundo dolor. Como en el parto, desprenderme de mi vida anterior, de esa piel muerta, para alcanzar el siguiente escalón.

La analogía no es casual. ¿Sabéis que es una tormenta? Es la atmósfera intentando equilibrar dos partes de ella misma que presentan grandes diferencias. Por ejemplo, una masa de aire húmedo y cálido del mar Caribe y otra masa de aire frio que viene del norte. La diferencia entre ellas, y entre la masa templada de aire en que se convertirán tras la tempestad, es lo que produce un huracán de fuerza devastadora. Del mismo modo, si se introduce una mano helada en un baño caliente, sentirás un dolor similar al de quemarte, por la mera diferencia de temperaturas.

Si te golpeas suavemente una pierna, probablemente no te duela, pero si es un golpe más fuerte el dolor aparecerá seguro. Del mismo modo, una separación consensuada y deseada por los dos miembros de una pareja no produce el mismo dolor que ser abandonado o perder a tu compañero por accidente o enfermedad.

¿Que ocurre entonces? El dolor es en todos estos casos la manifestación de una falta de equilibrio, de la confrontación o cambio entre situaciones divergentes y el reajuste necesario. El dolor no es algo por si mismo. Es la expresión que notamos porque estamos vivos, de que las cosas no están bien y se está produciendo un profundo cambio para volver a la estabilidad.

Duele la pérdida de alguien o algo, y pasar de tener a no tener. Duele un cuerpo enfermo o herido porque su estado natural es la salud. Duele ver que el mundo no es como creemos que es o debe ser. Pero el dolor no es nada. Es la sombra provocada por un objeto entre el sol y nosotros. Es el dedo que señala la luna, pero no es la luna. Es una señal o el modo en que nosotros entendemos que las cosas no están bien, incluso que están arreglándose rudamente.

He sufrido, sufro, y no dudo que el dolor me espera, allí donde tenga que aprender o crecer más rápido que al ritmo natural y lento de todos los días. Cuando mi cuerpo cambie su estado del equilibrio – la salud- a otro distinto. Y cuando exista un conflicto entre mi mundo interior y el que está fuera de mi.

No creo que en este mundo exista nada porque sí, por pura maldad y sin razón alguna. Ni el dolor, ni la gente confundida, ni la que está convencida de poseer la verdad.

El mundo está aquí, y es tan nuestro como nosotros somos suyos. Podemos entenderlo, buscar el equilibrio o que este ocurra a pesar nuestro, con dolor. Sea como sea, el mundo y nosotros mismos, pasadas ya la tormenta y el sufrimiento habremos alcanzado de nuevo la paz. Cada vez que sea necesario.

miércoles, noviembre 05, 2008

No intentes arreglar...






















Hace un par de años dos buenos amigos me regalaron por mi cumpleaños un aislante autohinchable escandalosamente bueno. Sabian que la espalda me duele tras dormir en el suelo, y lo mucho que me gusta subir a la montaña. Lo llevé a la sierra en mi siguiente salida, y cuando quise usarlo tras ocho horas de agotador ascenso, comprobé que la boquilla estaba rota. Dormí como pude esos dias y lo llevé de vuelta a la tienda más tarde. No conservaba el ticket, y el empleado me confirmó que estaba roto, pero tras decirme que era un aislante muy caro, me explicó que sin factura no podia cambiarmelo.

Con el tiempo me compré otro aislante hinchable más barato, que me resultó inapreciable en salidas largas al monte. El averiado lo guardé, no se porqué. Quizás pensaba que podria arreglarlo, o no encontraba el minuto para deshacerme de el. Pasó un año y volví una noche de un concierto con la cabeza muy despejada. Hice una chapuza con la bici y miré el aislante roto para ver si se podria parchear. Manipulé la valvula y descubrí entonces que la habiamos intentado cerrar por el lado que no era.

Ahora tengo dos aislantes. Uno de ellos de gran calidad. Más de una vez he intuido que todo lo que nos hace falta está siempre presente, disponible si eres capaz de verlo. En este caso, el empleado de la tienda de montañismo y yo habiamos pretendido que la valvula del aislante funcionara como nosotros imaginabamos, cuando el aparato era diferente, y no por ello estaba averiado.

¿Cuantas cosas están bien, y solo las miramos desde un ángulo incorrecto? ¿Cuantas solo necesitan que no intentemos mejorarlas y simplemente las aceptemos como son?

Es más, ¿Podemos aceptarlo como buenos, como lo mejor que tenemos, y dejar de compararnos con los demás y querer ser cualquier otra cosa? Porque te aseguro que siempre podemos aprovechar mejor nuestras cualidades o cuidar nuestra salud, pero nunca seremos el vecino. Solo el vecino del vecino.

sábado, noviembre 01, 2008

Evitando el pasado y el futuro





























Mientras pensaba que tenia que volver a escribir en el blog, me encontré casualmente - lo juro- otra cita de Bruce Lee.

"Si pasas demasiado tiempo pensando en una cosa, no lo realizarás nunca"

La semana ha sido larga. Ha durado lo que todas duran, aunque la impresión subjetiva es que el domingo quedó muy lejos. Me pasa así desde hace siglos - o sea tres o cuatro años. Ha habido mucho trabajo, más conversaciones con amigos y desconocidos y bastantes sorpresas. Sorpresas que me produce continuamente la auto-observación.

Esta es la atención, sin deseo de control, sobre mis acciones, permitiendo casi siempre que ocurran, tan interesado en los sentimientos y sensaciones que las acompañan como a sus posibles significados. No interferir, excepto en caso de desastre. Este es al tiempo el modo de conocerse y ser yo mismo.

Es algo nuevo. Hasta hace poco he estado conteniendo el aliento de manera inconsciente. El miedo me ha llevado al deseo de control, y este al conflicto. Si plantas una semilla ¿la desenterrarás todos los dias para controlar su desarrollo? Esto seguramente evitará que germine y de fruto.

En cierto modo esto es lo que estaba haciendo. Incluso al meditar todos los dias persistia en un ferreo control de mi mente, que convertia esa experiencia de liberación y autoconocimiento en rigida y empobrecida. Mi práctica de yoga se ha tan teñido tanto de orgullo y obstinación que ahora es solo una cáscara hueca. Resulta curioso como podemos hacer lo contrario a nuestras creencias y deseos, pero es lo que ocurre cuando damos la mano al miedo. El interminable conflicto entre mi ego y yo mismo es solo una muestra.

Mientras, la propia vida resulta un espectáculo extraordinario. Mi asiento soy yo mismo, y poco puedo "hacer" más que aprender. En lugar de luchar conmigo, me dejaré ocurrir, confiando en mi propia naturaleza.

La responsabilidad y la evasión, la alegria y la tristeza, son como mis pensamientos. Permito que estos lleguen, los observo, bellas volutas de humo al viento, y después desaparecen. Mientras se alejan, la vida se desarrolla, independiente, resistente y hasta bella.

Más bella y próspera si la valoras por lo que ocurre ahora mismo, sin arrastrar el pasado o condicionar el futuro. Dejar que la semilla germine y así algún dia, mostrará sus frutos.

David Tennant deja Doctor Who



La cuarta temporada de Doctor Who es la última de David Tennant en el papel del Doctor. Este año se emitirán cuatro especiales, en el último de los cuales Tennant dejará la serie.

Doctor Who a pasado a ser mi serie favorita, una religión o simplemente la historia más original y coherente que he seguido jamás. Quizás parezca una paradoja tratando de un extraterrestre que viaja por el tiempo y el espacio en una cabina de telefonos azul, pero no sentia tanta emoción por una historia desde que de adolescente descubrí a Tolkien. Ahora estoy bastante más endurecido, y sin embargo el niño que hay en mi se ha identificado con ese estrambotico, genial y optimista viajero, capaz de salvar a la humanidad en pijama o viajar 5.000 millones de años en el futuro para enseñar a una amiga el último dia de nuestro planeta.

Otros Doctores llegarán despues de Tennant, y serán todos distintos, y al tiempo el mismo chiflado indomable. Mientras llega esa última historia de despedida, seguiré disfrutando los viejos capítulos. Como dice el Doctor, Brilliant!