jueves, enero 14, 2010

El reencuentro , de Bertold Brecht













Un hombre que hacía mucho tiempo que no veía al señor K. le saludó con estas palabras:
-No ha cambiado usted nada.
-¡Oh! -exclamó el señor K., empalideciendo.

Historias del señor Keuner de Bertold Brecht





Pues sí, el universo se mueve, los cuerpos crecen o se achican - las orejas solo crecen- las estaciones cambian sobre una tierra que da vueltas alrededor del sol. Desear quedarse como estabas es un capricho que la evolución paga con dureza, por muy dinosaurio que seas. Y aquí estoy yo, con los zapatos de un hombre moribundo y un poco de miedo.

Solo que el miedo es solo un lastre en este viaje, y me estoy cansando del color de la pintura y de los muebles de este cuarto. Tendré, por mucha pereza que me entre, que cambiar para poder continuar parecido.

Mientras voy de tiendas, un abrazo

martes, enero 12, 2010

Se busca !!!


Me busco, y no me encuentro. Hoy he entrado, tras seis semanas de parada biologica- visceral e inopinada- en el blog, y respondiendo comentarios de lectores japoneses ¿? he releido entradas de hace dos o cuatro años sin reconocerme.

Me ha gustado como escribia ese extraño del pasado -algo dramatico en el texto, entretenido, petulante y culpable de ello al tiempo. Pero las afirmaciones y problemas se han visto superados o desmitificados por el paso del tiempo, y lo que es peor, algunas cosas no se han resuelto, o no se puede imaginar si han de llegar.

No se quien es Ashbles, y me dirigiré ahora a el con su nombre y titulo completo, como la educación exige de los desconocidos. Ese tal William Ashbles, Squire, con el que he firmado tantas veces e incluso me he registrado en más de un foro o página de internet.

Comencé este diario hace unos años, en concreto el 11 de septiembre de 2005, y el hombre que se estaba convirtiendo en W. Ashbless es distinto del que ahora se está convirtiendo en otro. ¿En quien? No lo se.

En alguien diferente. Tiene de momento 36 años, vive en pareja y es feliz, aunque no sin insatisfacciones. Tiene menos miedo y también menos tiempo. Se casará a finales de año, será padre en un futuro, y quizás tampoco sea hijo en unos años. Practica el kung fu, aunque con más profesionalidad que mistica. Se cuida más y duerme mejor, aunque tiene que dedicar más tiempo a su vida familiar y menos a sus rarezas.

Ha ganado sabiduria, aunque probablemente más por viejo que por erudito, y aunque es más seguro, tiene menos ganas de hacer esfuerzos extraordinarios. Lee un poco más, tiene una wii, medita menos y ve igual de poco a los amigos.

El balance es bueno, sobre todo por la angustia y el miedo que han quedado atrás, aunque no se si era ese el combustible que me llevaba a este diario. También me siento menos importante, o menos trascendentes mis vivencias.

Y no se como me llamo, aunque durante bastante tiempo me he llamado William Ashbless - Squire. Un abrazo