viernes, junio 29, 2007

La más grande historia jamás contada



En otra vida anterior, hace como de un siglo o más exactamente tres años, juntaba a las amistades de entonces en mi gran salón a cenar, echar la última partida y enseñar la última joya que habia hallado en internet.

De todas ellas una favorita -repetida hasta el aburrimiento- fue la de Jesus vs Terminator, "la historia más grande jamás contada" aliñada con balas, viajes en el tiempo y Arnold. Ahora la red, que como el mar no pierde nada y vomita a las costas añejos restos de naufragio, ha devuelto a mi vida un simbolo del pasado.

La verdad es que recuerdos aparte, sigue siendo un flash. Así que tomaos un momento para la sonrisa, luego podrán seguir las tristezas, angustias y enfados... o no.

domingo, junio 24, 2007

Cambiar, de Anthony De Mello




























A un discípulo que siempre estaba quejándose de los demás le dijo el Maestro: Si es paz lo que buscas, trata de cambiarte a ti mismo, no a los demás. Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra.



Anthony De Mello

viernes, junio 22, 2007

Los caballeros de la mesa cuadrada y yo

Sigo estudiando.

Fisiología no está aprobada por un cabello, en concreto por tres décimas de uno. Ahora no sirven paños calientes -si hubiera tenido dos horas más, arriesgado un poco, si ese día no hubiera tenido esa pesadilla...

Tampoco está suspensa, está en el horno. El profesor tiene que seguir las normas y aprobar a ocho de 150 o relajarse y abrir la mano, pero la verdad es que iba muy justo. Justo como voy en todo este final de curso. Ahora llevo unos días encerrado hasta el último examen, practicas de Fisioterapia. Necesito tiempo, tranquilidad, y numerosos voluntarios y voluntarias para que pasen por mi camilla y dejen que les palpe las carnes de manera profesional.

Ahora es también tiempo de promesas -este verano estúdiaré a piñón, lo juro... - oraciones y aprovechar el tiempo. Estoy estudiando Fisioterapia General y también ,aunque menos, Humanidades. Esta última asignatura me gusta bastante. Es un jarabe con sabor a frambuesas, aunque jarabe el fin y al cabo. El profesor tiene un programa estricto en el escrutinio de lo que nos hace humanos en el que hay poca, muy poca capacidad de maniobra.

Me gusta la filosofía, mucho. Incluso estoy planeando matricularme de un par de asignaturas en la UNED y así enriquecerme un poco en ese plano. Pero no me gustan los callejones estrechos. Es cierto que en el mundo del pensamiento y la razón hay grandes rutas, como en el mar y en los cielos, pero no me parece que estén vallados absolutamente.

Que para llegar a casa solo pueda hacerlo cogido de la mano de mi profesor. Sobretodo porque la casa está en mi, porque vengo de ella. Porque la verdad brilla y atrae por si misma. Desconfiad de quien os lleva cogidos muy fuerte. No os guia a casa. Os lleva a la suya. A donde él quiere. Y para muestra, un vídeo.

martes, junio 19, 2007

Spiderman & Jesus
































Tras emoción, bajísimos niveles de asistencia, dudas y -casi- dolor de barriga, me han aceptado el trabajo de teologia. El capellán me ha puesto un 9, lo que demuestra que un hombre puede ser buen cirujano, sin sentir vocación de cortar trozos a los demás o amor por las películas gore.

Solo falta que en la media no entren factores raros y tenga mi primer sobresaliente. ¿Merece la pena vender tu alma por aprobar...?

Bueno, ¿y por un sobresaliente?


PD: ¿Y spiderman? Porque pese a la peli, me sigue gustando ver al trepamuros...

domingo, junio 17, 2007

Una pausa necesaria...































Lo bueno que tiene el Tao Te King, es que aunque sea un libro muy corto, da para entretenerse veinte o cuarenta años.

Hace una semana, mientras amanecia sobre Murcia y terminaba el trabajo de Teología, entendí un poco más el significado de unos versos

"Torneamos la arcilla para hacer una vasija,
pero es el vacío interno
lo que contiene aquello que vertemos en ella.
...
Trabajamos con el ser,
pero es el no-ser lo que usamos"

Hace falta silencio en la cabeza para poder pensar, y descanso para poder estudiar. Así que me voy a marchar a la calle a dar vueltas con la bici y cazar algo de cena.

Los exámamenes aparecen ahora algo más claro, tras varios dias que no conseguia ponerme en serio y tenia que lidiar con el trabajo. Quizas esta pausa ha sido necesaria. Quizás mi planteamiento para los exámenes no era viable, y yo mismo lo sabia y por eso no podia arrancar a estudiar.

Voy a pasar de Anatomia, centrarme en Fisioterapia y dedicar su tiempo -uno o dos dias- a Inglés y Humanidades... Un esfuerzo ahora me va a ahorrar mucho tiempo y esfuerzo después.

Pero es dicifil llevarlo a cabo mientras das vueltas, enjaulado en tu cuarto como un tigre, estudias media hora y acabas gastando otra media en naderias. Apretar en estos minutos es tonteria. Voy a buscar cielos más despejados, recuperar la perspectiva y volver a estudiar.

De aquí a un rato...

miércoles, junio 13, 2007

La ultima vez que lloraste

¿Cuando fue la última vez que lloraste?

¿Lo has olvidado ya, o sigues haciendolo?

Yo soy muy emotivo. Durante años me avergoncé de la fuerza de mis sentimientos, que a veces trepan del corazón hasta la gargante, o los ojos, y se condensan en lágrimas. A veces es inoportuno, pero siempre liberador. Imaginad como estaria el mundo si nunca lloviera. Las nubes se acumularian tapando el sol y la tierra estaría seca y cuarteada.

¿Recuerdas la última vez que te permitiste llorar?

Yo he llorado esta tarde, solo en mi cuarto. En un kit-kat a medio trabajo de teologia Yonkis me han demostrado otra vez que ni ellos ni internet son solo publicidad y sexo, sino mucho más. El vídeo es de un concurso de talentos británico. El cantante interpreta un fragmento de una ópera que no conozco - y ojala un lector me la pueda identificar...

La emoción del artista es visible mientras toma aliento y escucha su corazón. Una emoción que en el vídeo alcanza al público, al jurado, y quizas a tí tambien. A mí me ha hecho llorar, y liberar cosas guardas.

No debemos temer ni a las lágrimas, ni al dolor ni a las tormentas. Solo a que nos falte algún día la capacidad de aceptarlas.

El peligro de un blog





































El maestro Terry Pratchet dijo que para ser original hay que tener el mejor blog de todos o no tener ninguno.

Después de un tiempo de tormenta de blogs, ha amainado el número de bitácoras activas en mi circulo cercano. La blogosfera está más tranquila por aquí, y yo mismo con el lío que llevo, acudo al blog como quien va al confesionario o al fútbol o al baúl de los recuerdos.

Me he sorprendido últimamente leyendo alguna entrada de hace unos meses o más de un año. De revisar o contrastar lo escrito hace tiempo he pasado a descubrir un diario discontinuo, espécimen de memoria de lo vivido, soñado y sentido desde septiembre del 2005.

Empezó entonces una época diferente en mi vida y comenzó también esta irregular bitácora, como entretenimiento y para aligerar las cuentas de los amigos de los mail que me dio por compartir a golpe de lista de correo. Sorprendente mente el blog y yo superamos los dos meses de relación, e incluso comenzaron a aparecer lectores y otros blogeros, y así durante los últimos veintidós meses.

En este tiempo han cambiado el pintor y su cuadro. La figura de Ashbless, poeta ficticio del siglo XIX ha acabado diluyendose entre tanto Tao Te King y colección de fotografia, y eso solo en estos meses. Siempre sorprende lo que podemos mutar las personas y las ideas.

Las visitas pronto llegarán a 20.000, y teniendo en cuenta lo peculiar de los contenidos expuestos habrá que dar gracias por las visitas al buscador de imágenes de Google y a los autores de Flickr, a decenas de extraordinarios maestros del microrelato, y a tí lector, por tener un gusto tan especial o tanto tiempo libre.

De momento vamos a seguir por aquí, a ver si cumplimos los dos años. ¿Y luego?

Dios dirá.

Buenas noches y un abrazo.


domingo, junio 10, 2007

La primera máquima del tiempo, de Frederic Brown






























El doctor Grainger dijo solemnemente:

-Caballeros, la primera máquina del tiempo.

Sus tres amigos la contemplaron con atención.

Era una caja cuadrada de unos quince centímetros de lado con esferas y un
interruptor.

-Basta con sostenerla en la mano -prosiguió el doctor Grainger-, ajustar las
esferas para la fecha que se desee, oprimir el botón y ya está.

Smedley, uno de los tres amigos del doctor, tomó la caja para examinarla.

-¿De veras funciona?

-Realicé una breve prueba con ella -repuso el sabio-. La puse un día atrás y
oprimí el botón. Me vi a mí mismo -mi propia espalda-saliendo de esta sala. Me causó cierta impresión, como pueden suponer.

-¿Qué hubiera sucedido si usted hubiese echado a correr hacia la puerta para
propinar un buen puntapié en salva sea la parte a usted mismo?

El doctor Grainger no pudo contener una carcajada.

-Tal vez no hubiese podido hacerlo... porque eso hubiese sido alterar el pasado.
Es la antigua paradoja de los viajes por el tiempo, como ustedes saben. ¿Qué
pasaría si uno volviese al pasado para matar a su propio abuelo antes que éste se casase con su abuela?

Smedley, con la caja en la mano, se apartó súbitamente de los otros tres reunidos.

Les miró sonriendo y dijo:
-Eso es precisamente lo que voy a hacer. He ajustado el aparato para sesenta
años atrás mientras ustedes charlaban.
-¡Smedley! ¡No haga eso!

El doctor Grainger se adelantó hacia él.
-Deténgase, doctor, o apretaré el botón ahora mismo. Deme tiempo para que le
explique.

Grainger se detuvo.
-Yo también conozco esa paradoja. Y siempre me ha interesado porque sabía
que, si alguna vez se me presentase la ocasión, asesinaría a mi abuelo sin
contemplaciones. Le odiaba. Era un matón, un individuo cruel y pendenciero, que convirtió en un verdadero infierno la vida de mi pobre abuela y de mis padres. Y ahora se ha presentado la ocasión que tanto ansiaba.

Smedley apretó el botón.

Durante una fracción de segundo, todo se hizo borroso... después, Smedley se
encontró en medio de un campo. Tardó poco en orientarse. Si allí era donde se
construiría la casa del doctor Grainger, entonces la granja de su bisabuela no
podía estar a más de un kilómetro y medio hacia el sur. Emprendió la marcha en
esa dirección. Por el camino se adueñó de un madero que constituiría un buen
garrote.

Cerca de la granja, encontró a un joven pelirrojo que daba de latigazos a un perro.

-¡Basta, bruto! -dijo Smedley, corriendo hacia él.

-No se meta en lo que no le importa -dijo el joven, propinando un nuevo
latigazo al can.

Smedley enarboló el garrote.

Sesenta años más tarde, el doctor Grainger dijo solemnemente:

-Caballeros, la primera máquina del tiempo.

Sus dos amigos la contemplaron con atención.

El silencio en tu cabeza






















Este texto es la respuesta a un comentario que me dejó Suldu ayer en Experimento. Pero la respuesta es tan general y abierta que sirve para todos, incluido yo mismo.


Obviamente no hay nada malo en pensar. Ni en que tu mente o una parte de ella interrumpa tus acciones o tu descanso.

Aunque el discurso mental no es necesario para muchos procesos de la vida cotidiana, "pensar" como solemos entenderlo es una herramienta útil. Con ella nos organizamos, usamos la lógica y damos forma a la creatividad del subconsciente.

Sin embargo es solo una herramienta. Solo eso. No somos nosotros. Eso lo sabes porque cuando saltan esos pensamientos, es en nuestra mente donde surgen, pero también somos espectadores y a veces victimas de ellos.

El Ego es una herramienta utilísima, como un robot de cocina. Pero no nos identificamos con nuestro robot de cocina, ni lo usamos cuando conducimos ni cuando estamos disfrutando de un partido o una película.

Sin embargo, muchas veces nos llevamos esos pensamientos recurrentes o innecesarios. Le damos vueltas a cosas que sabemos no vamos a solucionar, o se nos clava una melodía como una espina en el paladar y le estamos dando vueltas toda la jornada.

O problemas personales nos impiden escuchar bien a jefes, amigos o amantes. Nuestras energías se disipan en batallas y discusiones mentales que vamos a perder. O cuando buscamos la paz del sueño nos asaltan furiosos discursos, miedos, pensamientos o recuerdos.

Eso no es positivo. Ni necesario. Deberíamos ser capaces de pensar cuando lo necesitamos, y dejar de hacerlo el resto del tiempo. No perdernos nada porque estemos pensando que nos van a contar en lugar de escuchar sin prejuicios, o porque pensemos que necesitamos el gordo de la lotería, ni perder horas de sueño por cosas que no ocurrirán hasta mañana.

En otras épocas de mi vida en que no tuve los problemas actuales y si mucho tiempo y voluntad para cuidarme, me libré de ese ruido al 90%, y quedé asombrado. Asombrado porque al salia del gimnasio veía casi todas las ramas de cada árbol o percibía las ondas del río y su cauce como un todo. El mundo era un lugar más placentero y ordenado, y me acostaba y a los veinte segundos estaba dormido...

Esas cosas. Ahora me toca volver a trabajar para conseguir eso, o mejorarlo. No fue ni fácil ni difícil, y eso que partí de una situación personal muy adversa, de estar dándole vueltas al coco todo el día, sin parar.

Solo es un camino gradual, un esfuerzo diario que se ve enormemente recompensado. Pero merece la pena. Y ahí vamos.

sábado, junio 09, 2007

Experimento




















¿Eres capaz de prestar atención?

Si puedes escuchar perfectamente lo que dicen los demás, o ver realmente lo que expresan sus gestos, entonces estarás muy cerca de comprenderlos.

Si contemplas el mundo que te rodea sin distracciones, entonces descubrirás multitud de detalles y relaciones que normalmente son invisibles.

El secreto de los sabios, de los astutos, es prestar atención, pero eso no es algo que podamos hacer de continuo la gente corriente, como yo. Tenemos dentro de la cabeza una radio, o una agenda que se nos presenta más importante y urgente que lo que pasa en el mundo real. Así, vivimos sin saber de que color son los coches que pasan cerca nuestro o si hay flores en los arbustos, o incluso si nuestros seres queridos quieren decirnos algo pero no se atreven...

Atención, concentración... La verdad está aquí fuera, pero no nos damos cuenta. ¿Puedes hacerlo tú? Pues me alegro.

Te propongo un experimento para comprobarlo. Si estás en un lugar tranquilo y puedes gastar cinco minutos, cierra los ojos y escucha la música de más abajo durante los cinco minutos completos que dura. Sin pensar en otra cosa, o al menos sin dejar de ser consciente de cada nota o pasaje.

El tema es mi favorito, el Claro de Luna de la Suite Bergamesca de Claude Debussy. Dura cinco minutos. Si puedes escuchar realmente durante cinco minutos, entonces estás más cerca de la verdad, de tí mismo y paradójicamente del mundo entero.

Si no, planteate que es posible conseguirlo. Solo hace falta aprender a escuchar...


viernes, junio 01, 2007

Chandogya Upanishad, el conocimiento con lo que se percibe lo que no puede ser percibido.



















Cuando Svetaketu tuvo doce años, fue mandado a un maestro, con el que estudió hasta cumplir los veinticuatro. Después de aprender todos los Vedas, regresó al hogar lleno de presunción en la creencia de que poseía una educación consumada, y era muy dado a la censura.
Su padre le dijo: —Svetaketu, hijo mío, tú que estás tan pagado de tu ciencia y tan lleno de censuras, ¿has buscado el conocimiento por el cual oímos lo inaudible, y por el cual percibimos lo que no puede percibirse y sabemos lo que no puede saberse?
—¿Cuál es este conocimiento, padre mío? —preguntó Svetaketu.
Su padre respondió: —Como conociendo un terrón de arcilla se conoce todo lo que está hecho de arcilla, pues la diferencia es sólo en el nombre, pero la verdad es que todo es arcilla, así, hijo mío, es el conocimiento que, una vez adquirido, nos hace saberlo todo.
—Pero sin duda esos venerables maestros míos ignoran este conocimiento, pues, si lo poseyesen me lo habrían comunicado. Dame, pues, tú, padre mío, este conocimiento.
—Así sea —contestó el padre... Y dijo—. Tráeme un fruto del árbol del nyagrodha.
—Aquí está, padre.
—Rómpelo.
—Roto está, padre.
—¿Qué ves ahí?
—Unas simientes, padre, pequeñísimas.
—Rompe una.
—Rota está.
—¿Qué ves ahí?
—Nada.
El padre dijo: —Hijo mío, en la esencia sutil que no percibes ahí, en esa esencia está el ser del enorme árbol del nyagrodha. En eso que es la sutil esencia, todo lo que existe tiene su yo. Eso es lo Verdadero, eso es el Yo, y tú, Svetaketu, eres Eso.
—Por favor, padre —dijo el hijo—, dime más.
—Así sea, hijo mío —respondió el padre, y dijo—: Pon esta sal en agua, y vuelve mañana por la mañana.
El hijo cumplió lo mandado.
A la mañana siguiente, el padre dijo: —Tráeme la sal que pusiste en el agua.
Buscóla el hijo, pero no pudo encontrarla, pues la sal, por supuesto, se había disuelto.
El padre dijo: —Prueba el agua de la superficie de la vasija. ¿Cómo es?
—Salada.
—Prueba del medio. ¿Cómo es?
—Salada.
—Prueba del fondo. ¿Cómo es?
—Salada.
El padre dijo: —Tira el agua y vuelve.

Hízolo el hijo, pero la sal no se perdió, pues la sal existe para siempre.
Entonces dijo el padre: —Ahí igualmente, en ese cuerpo tuyo, hijo mío, no percibes lo Verdadero pero ahí está realmente. En eso que es la esencia sutil, todo lo que existe tiene su yo. Eso es lo Verdadero, eso es el Yo, y tú, Svetaketu, eres Eso.

Estoy leyendo la Filosofia Perenne de Aldous Huxley. Al final, como hace 15 años que no se reedita y está agotado en mi ciudad, lo he encontrado en internet. El libro tiene una pinta estupenda aunque va a requerir esfuerzo sacarle el jugo. La verdad es que es el quinto libro que estoy leyendo al tiempo, pero merece la pena, os lo puedo asegurar.
El texto de arriba es una larga cita que coloca Huxley para ubicar al lector en la identidad de lo eternamente buscado. Por si deseais leer el libro y no lo hallais tampoco en vuestra zona, podeis descargarlo de aquí.