sábado, junio 07, 2008

Hokusai, entre cada ola





















Hokusai, pintor jápones del siglo XIX, dijo a los 74 años

"A la edad de cinco años tenía la manía de hacer trazos de las cosas. A la edad de 50 había producido un gran número de dibujos, con todo, ninguno tenía un verdadero mérito hasta la edad de 70 años. A los 73 finalmente aprendí algo sobre la calidad verdadera de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles. Por lo tanto a la edad de 80 años habré hecho un cierto progreso, a los 90 habré penetrado el significado más profundo de las cosas, a los 100 habré hecho realmente maravillas y a los 110, cada punto, cada línea, poseerá vida propia"

Hacia poco habia completado su serie "36 vistas del monte Fuji", un trabajo espléndido, extraordinario. La técnica, la intuición del genio y la experiencia de un maestro de avanzada edad se combinan en estas impresiones en papel. El monte Fuji aparece como testigo o elemento de todos los dibujos, enmarcando escenas de la vida cotidiana en un pais tan distante como marte, el japón del final de la era Meiji. Que las imágenes oculten entre sus simetrías símbolos como el taijitu - los peces yin yang- no hace sino aumentar la armonía y capacidad para la fascinación de la obra.

La primera pintura japonesa que recuerdo fue precisamente esta ola. En una enciclopedia a color en casa de mis padres estaba impresa primorosamente en el artículo de Arte, junto con Velazquez, Miguel Angel y Picaso. Allí estaba ese cuadro rico en azules de aguas embravecidas y blancos de espuma, montañas y nubes. No lo entendía, aunque me llamaba su forma, los círculos aparentemente inacabados y que apareciera entre autores que sí me sonaban en esos años de escuela.

25 años después la Gran Ola de Kanagawa preside mi cuarto, gracias a la moderna reprografia. No me canso de contemplar la ola principal, a punto de romper, alcanzado su máxima y gloriosa altura, y por ello en el principio de su descenso. Entre las aguas, las frágiles barcas de los pescadores no naufragan gracias a no luchar con la corriente, acompañando a las olas en su ciclo.

Creo que la vida es eso. Ciclos que podemos ignorar, desafiar o acompañar, y solo sutilmente cambiar, como no podemos cambiar el color del cielo o la firmeza de la tierra, pero si el modo en que disfrutamos el día, o nos preparamos para lo que está por venir. Formamos parte de una danza eterna en la que se encuentran los contrarios. Solo es recomendable afinar el oído y seguir la música sin pensar en donde ponemos los pies.

A veces pienso que he empezado tarde a entender el mundo, a entenderme a mi mismo. Contaría los años que llevo buscándome y buscando la verdad del mundo, como Hokusai, pensando que con suficiente tiempo pueda entenderlo. Entonces me doy cuanto que al pensar, al contar mis pasos, me estoy desviando del gran baile. Las olas nos llevan arriba y abajo. Al éxito y el placer, y al fracaso y el sufrimiento. Es importante recordar que estos extremos son solo una ilusión, posiciones opuestas del mismo movimiento, momentos pasajeros. Nada permanece más que el circulo que dibujan las olas, el eterno movimiento del mundo.

























La obra de Hokusai es realmente extraordinaria. Durante la mayoría de sus 89 años el maestro se dedicó con pasión a todos los géneros, histórico, ornamental, erótico... y por supuesto paisajístico. En los paisajes integró la perpectiva al uso occidental, y también fue pionero en Japón en el estudio de la anatomia artística y el estudio del movimiento. Se describia asi mismo como "un viejo obsesionado con la pintura" A ella dedicó su vida y cada una de las jornadas que la compusieron.

Aquí podéis encontrar una pequeña muestra de su obra. Espero que os guste.

3 comentarios:

Artea dijo...

Excelente artículo.
Mis sinceras felicitaciones por compartirlo.

Ashbless dijo...

Gracias a tí por leerlo.

He visitado tu blog y ha sido un encuentro especialmente afortunado.

Mis felicitaciones.

Un saludo

Artea dijo...

También yo me siento afortunado de haber encontrado el tuyo.

Causalidades de la vida.

Un sincero abrazo.