sábado, junio 14, 2008

Y mientras, me he comprado un cerdito...




















Llevo un par de dias chungos. Añoche soñé que tenia un examen de una asignatura nueva. En el sueño no lo habia preparado bien porque me enredaba continuamente, cada vez una cosa distinta, y al llegar al examen mi habitual talento para los tipo test no me ayudaba nada. Entonces -estaba soñando- no me extrañó que el examen fuera de filosofía oriental.

La misma filosofía -una manifestación más del sentido común, de las infinitas que hay- que uso en mi vida cotidiana para tratar de entender el mundo, a mi mismo, y conservar el equilibrio. ¿Un aviso?

Hoy mi ordenador ha sufrido un desmayo por el calor, dejándome sin poder preparar mi próximo examen. Voy mal de tiempo, y ayer ocupé la tarde en reparar el pc de otro compañero. Me he pasado dos preciosas horas luchando con sistemas operativos fundidos y discos duros calcinados, y tras ver que no podia cumplir compromisos ni horarios de estudio, he llegado a mi tope de estress.

El mismo que anoche me hizo salir a rodar en bici por los carriles de la huerta sin iluminar, junto al rio segura, y me permitió ver la luna y las estrellas lejos de la contaminación luminosa de la city. Hoy, tras rabiar y bufar y rechazar las amables ofertas de comida de mis compañeros de piso, he dejado que mi tensión arterial suba un par de puntos, para finalmente renunciar y salir fuera a buscar algo que comer.

He comprado un cocido -plato veraniego donde los halla- para comerlo en un parque cercano. Hay un banco a la sombra, con una papelera próxima, que está en el extremo de lo que fue la nave principal de un antiguo mercado. Hoy las columnas están solitarias, sosteniendo únicamente un techo elevado. Solo las visitan los chicos del barrio, los pájaros y algún despistado ocasional. Los pájaros y yo nos hemos partido el pan y disfrutado de la sombra en amigable convivencia. Y en esa tranquilidad he leido unos capítulos de mi viajero favorito William Dalrymple y su Tras los pasos de Marco Polo, y su visión divertida, irónica y refrescante del mundo me ha devuelto, junto a la tranquilidad y la buena comida, a la paz perdida.

Y bueno, ha sido renunciar a pelearme con el ordenador, volver a casa y encontrar que ya se habia enfriado suficiente para funcionar una hora o dos. He meditado un rato antes de irme al trabajo y he arañado un trocito de esa alegria inmovil, persistente, que está a la vuelta de la esquina, dentro de nosotros. Que habia perdido casi entre la confusión y el ruido, junto con la calma.

Me he venido al trabajo, he ramoneado un poco, leído un comic, contestado el correo y el blog, escrito esto y voy a estudiar aprovechando que el ordenador de aquí pitufa correctamente. Como dice mi madre, quien tiene un problema y se cabrea, tiene dos problemas. Sabiduría oriental de la buena.

En el momento en que me marchaba de casa para no tirar el ordenador recalentado por la ventana, me acordé de un poema del Tao Te King

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Practicando el aprendizaje,
diariamente se acrecienta.
Practicando el Tao,
diariamente se decrece.
Decrecer y otra vez decrecer,
hasta llegar a la no interferencia.
No interferir
y sin embargo nada queda sin hacerse.

Siempre aceptar al mundo
cuando no hay que ocuparse de él.
Si hay que ocuparse de él,
no vale la pena aceptar al mundo.

¿Y el cerdito? Antes de volver a casa, ya más tranquilo, he pasado por el chino todo a 0.60 de mi edificio y me he comprado un cerdito hucha, para irme a Vietnam o un sitio así el año próximo, que los billetes de avión están caros.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. Siento no haber pasado por aquí últimamente, pero con eso del final de curso ya sabemos lo que pasa...
¡Enhorabuena por el carné!
Mucha suerte para los exámenes que te queden y ante todo mucha calma y tranquilidad (con las que se aprueban muchos exámenes).

Un abrazo.

Ashbless dijo...

No te preocupes amigo. Te entiendo perfectamente, si me hablas de finales de curso, y compaginar trabajo y estudios.

Lo del carné fue épico el día que aprobé, ahora se ha desdibujado bastante. Cada meta sirve para ser cruzada y mirar a la siguiente. Ahora mismo no hay pelas para coche, ya llegará...

Suerte tu también, aunque no necesitas mucha con ese talento que tienes.

Tenemos que hablar de viajes y visitas, he tenido que adelantar mis vacaciones.

Un abrazo

Artea dijo...

Es cierto que a veces
cuando más intervenimos en las cosas
menos llegamos a solucionarlas.
Simplemente dejándolas a su libre albedrío, a veces,
acaban resolviéndose por sí solas.

Escuché alguna vez decir
que hay dos tipos de problemas:
los que solo el tiempo resuelve;
y los que se encarga de resolver el tiempo.

En ambos casos, también nuestra presencia puede resultar impedimento.

Y sin embargo...
¿Acaso es algo el problema sin nosotros?
o
¿Acaso somos nosotros el problema?

Bonita elección la de Ray Linch para este artículo. Me encanta su álbum Deep Breakfast.

Un saludo, amigo.

Ashbless dijo...

Excelente, de todo corazón, tu texto.

Has recogido estupendamente una parte del espíritu de estos versos del Tao Te King. Y eso es muy meritorio.

Respecto a tu pregunta final, el problema es el "nosotros". El ego.

Sin ego, sin aferramiento ni miedo . No hay más que comprensión, acercamiento a la verdadera situación y sustancia de las cosas y de los ciclos. Y así todo sin una "acción" - wu wei, o sea dejarse fluir- va a su sitio. Lo que puede ser es, y lo que no está en la naturaleza del mundo y el momento, no.

El tema es de "Nothing above my shoulders but the evening" otro disco excelente, este más elaborado , de Ray Linch. Me alegra que te guste.

Artea dijo...

Todo es bastante más sencillo,
cuando dejamos de darle vueltas.
:D

Buscaré el trabajo de Ray Linch. Gracias por la recomendación.

Ashbless dijo...

Sí, todo es tan sencillo. Lo demás, el lio, las vueltas, la confusión y hasta el miedo son nuestros.

Que disfrutes de Ray Lynch. Pásate por Frogmen http://frogmen.webpal.info/

Encontrarás mucho de interes

Artea dijo...

O sea, que tú también formas parte de la comunidad de frogmen...

El mundo es un pañuelo.

:D