viernes, marzo 06, 2009

Cultivandose




He estado ausente una semana más de lo habitual. Han sido dias de mucha tensión. Algunas cosas, el trabajo, las estancias clínicas y su memoria, no solo han requerdio mi atención en su momento concreto, sino que mi pensamiento se ha quedado enganchado en ellas. Cuando estaba haciendo otras cosas, o volvia a mi cabeza la preocupación por lo pasado o por venir, o volvia la tensión, aunque estuviera pensando que comprar en el super o dando un paseo.

Así he perdido el silencio durante unos dias. Las cosas se ha vuelto dificiles cuando no tenian porqué serlo, y ha sido necesario un esfuerzo de relajación, una voluntad de no planificación, para regresar a la sencillez original.

Como siempre, avance, retroceso y vuelta al principio. Entretanto se ha aprendido algo, y no el recorrido vital, sino el proceso de aprendizaje es el que ha regresado al principio. He aprendido alguna lección nueva y también varias viejas. Cuando las aplique correctamente, los obstaculos, problemas y dificultades que seguro experimentaré pronto, serán nuevos; espero poder aprender también entonces.

Ahora las cosas van encajando casi solas, aunque nunca del modo esperado ni del todo gratis. Mi trabajo fin de carrera a cambiado completamente de dirección, siendo ahora sobre la hidroterapia y el parkinson, y el resultado de dejar en manos de un fanático de la hidroterapia la rellenar del documento de inscripción. Curiosamente mi falta de preparación en hidroterapia me deja a cargo de presentar, traducir al ingles y redactar textos, con lo que mi aspiración de aprobar sin invertir demasiado de mi tiempo se va a cumplir.

Algunas personas han salido de mi vida, por la puerta grande, y otras parece que por la pequeña. El espacio que han dejado no está tardando en llenarse; supongo que incluso muchos de los que ahora aparecen, se marcharán también, pero no todos.

Y así va. Tras mucho desear algún fin de semana libre, he tenido dos, a cual más extraño y divertido. Y lo han sido sin planificar demasiado, solo dejándote llevar por el viento, pero no por el miedo...

Tengo la impresión de que con nuestras vidas somos como campesinos. Podemos esforzarnos, preparar bien el terreno y las semillas. Ser sabios en interpretar el clima y elegir el momento de cada una de nuestras acciones. Pero el resto no está en nuestras manos. Debemos confiar en la naturaleza, en la nuestra y en la ajena. En el propio mundo y sus ciclos y sabiduria. Todo lo que necesitamos está ya aquí; acaso no podemos verlo, acaso la prisa y el temor nos hagan desear hoy lo que mañana debe ocurrir. Pero todo llega, y cuando sea su momento, se irá.

3 comentarios:

Artea dijo...

Como amante que soy de la actividad campesina, valga decir que si algo hay de "abandono en manos del destino" es la agricultura.

Todo tu esfuerzo de un año puede venirse abajo en apenas unos minutos. ¿Qué puede haber más descorazonador?.

Sin embargo, bien cierto es que apenas han transcurrido unos minutos del desastre, ya te has puesto nuevamente en marcha.

Hay algo que impulsa ese afán de seguir el camino "a pesar de todo".

Plantar una semilla es muy parecido a abandonarse al vacío. Mucho más de lo qué creemos.

Entre tanto, va transcurriendo el tiempo. Unas veces el tiempo de lo planificado, otras el tiempo de lo imprevisible. Pero siempre el tiempo, con su omnipresente...presente.

Celebro leerte de nuevo Ashbless.

Un fuerte abrazo.

Sluagh dijo...

Es cierto, muchas cosas de las que ocurren a nuestro alrededor y de lo que nos acontece, no dependen de nosotros, o no está en nuestra mano el decidir que ocurran o no, a veces ni si quiera el cómo o el cuándo.
Por eso, como dices somos como campesinos: podemos plantar y recoger, observar y meditar sobre lo que el mundo dispone a nuestro alrededor. Pero igual que el campesino planta por un lado y recoge por otro, debemos recurrir no sólo a nuestra naturaleza activa, sino también a esa parte pasiva de nosotros, esa parte que no actúa o condiciona, sino que reacciona, esa que espera, que sabe adaptarse o hacerse a un lado. Cada cosa a su tiempo, pues las estaciones pasan tanto fuera como dentro de nosotros, y cada estación es propicia para una cosa.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Bueno, espero que ahora tengas un poco más de paz y tranquilidad. Créeme, te entiendo a la perfección porque yo mismo todavía estoy acabando uno de esos ciclos de trabajo intenso que se tienen de vez en cuando.
La verdad es que sí, nosotros sólo podemos preparar el terreno para que esté en las condiciones más óptimas, pero no podemos asegurar el resultado de la cosecha. Como dice Sluagh, debemos aprovechar también nuestro lado pasivo.
Por cierto, el sábado estuvimos montando una bicicleta en la terraza y me acordé mucho de ti. Casi te puedo ver con tu bici y tu gorra pedaleando por las peligrosas carreteras de Murcia.

Un abrazo.