domingo, diciembre 07, 2008

De trenes y miedos



















Es de sentido común que tenemos que vaciar un vaso antes de llenarlo. Que no se come a gusto sin hambre, y que dormir sin sueño es tan dificil como vivir sin dormir.

Pero si por mi fuera, lo haría todo. Estudiar al tiempo dos carreras, sacar adelante tres trabajos, disfrutar de un par deportes más que los que practico... Acabaría todos los libros pendientes para seguir con otros, el kung fu y la meditación serian diarios, y además me apuntaría a un máster o dos y a una expedición al Annapurna. Todo en el mismo año. Al mismo tiempo.

Durante mucho tiempo he temido al mundo y a la vida. Aceptado como buenos una larga lista de restricciones y límites. Y cuando he descubierto que era mentira, que yo, que todos, podemos hacer cualquier cosa, se me ha olvidado a ratos que el miedo estaba allí...

Y sigue aquí. Se le encuentra en el día a día. Tratando de evitar esos éxitos que desmontan la importancia de lo conseguido, o que sufras los fracasos que enseñan que siempre puedes volver a levantarte. Que aprendas que nadie se muere de vergüenza. Solo de miedo.

Así que, o me lanzo a vivir como un mihura, y exigo tanto de este cuerpo mio que me empieza a dar señales de alerta, o me entra el miedo a la vida. El miedo a fallar, a acertar, a dar cada uno de los pequeños y necesarios pasos que conforman el día.

Cada vez que gana el miedo, un tren sale de la estación sin mi, hacia países que no conoceré. Las cosas se quedan igual, lo que en este mundo de cambio continuo no suele ser lo más natural. No vivir es el único modo de morir.

Las veces que aprieto los dientes, entrecierro los ojos y me preparo para el impacto con lo desconocido, no hay golpe. Es como atravesar una membrana, una resistencia, y estás al otro lado, y fue tan fácil que no tenia sentido.

El modo de hacer más cosas es, curiosamente, hacer menos. También evitar de pensar y dudar más allá de la planificación necesaria. No darle vueltas a la vida, pasar de manuales y guías. Y experimentarla.

Las vivencias de segunda mano no saben igual; ni engordan, ni alimentan. Los consejos solo sirven para empezar o incluso para mirar atrás y comprender nuestros errores. Decía Swami Sivanana que en el yoga, valia más un gramo de práctica que una tonelada de teoria. Podríamos aplicarlo a la vida entera.

Pensar durante una semana en la entrada que vas a escribir en el blog es mucho menos satisfactorio que la media hora de escribirla. Y más cuando al acabar ves que escribiste sobre algo completamente distinto a lo previsto. Vivir es así. Una fiesta en la que la única certeza -aunque dudemos incluso de ella- es que estamos invitados; de otro modo, ¿como habríamos entrado?

Mientras escribo todo esto, pienso en lo que hoy podria haber hecho y dejé pasar, la mayoria por ese inespecífico miedo. Pero también en que mañana volverán a salir un montón de trenes distintos y similares. Y que siempre tendré billete para todos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre, lo difícil es encontrar el equilibrio. No hay que estar muerto de miedo debajo de la cama, ni lanzándose contra todo a lo Quijote contra los molinos de viento. No siempre es sencillo encontrar ese equilibrio, pero creo que parte del éxito puede estar en no arrepentirse (demasiado) por todo lo que no hemos podido/querido hacer.

ariadna dijo...

hace ya un tiempo que encontré tu blog... que asomo alguna vez, para leerte.
y me gusta porque a veces encuentro lo que yo me diría.
y me gustó tal vez porque me identificaba con tu historia.
me alegraba saber, y no sólo sospechar, que en algún rincón había más gente con un camino que podía parecerse al mío.
perdido y encontrado, cada tanto.

hoy volví por aquí, y encontré la palabra miedo.
y quería agradecerte hoy - después de tanto tiempo sin agradecer nada - justo esa palabra.
porque el miedo se me esconde detrás de tantas esquinas que está bien que te lo griten alguna vez.
:)

Ashbless dijo...

Buenas Suldu, querido amigo.

Tienes toda la razón. El equilibrio es siempre la clave. Ese estar en el sitio y momento correcto haciendo lo adecuado, lo que nos corresponde con nuestra naturaleza. Entonces todo resulta natural, adecuado, facil.

El lanzarse a ciegas, con el corazón en la mano, o quedarse paralizado de miedo son extremos que espero se atemperen con los años y el autoconocimiento.

Mientras esperemos que estén los amigos, y por supuesto la propia vida para guiarnos.

También coincido con la falta de arrepentimiento. Debemos apoyar nuestros deseos para llevarlos a puerto, y no arrepentirnos de nuestros errores, sino extraer conclusiones de ellos. Aprender a perdonarnos a nosotros mismos, y así, al mundo entero.

Un abrazo

Ashbless dijo...

Me alegra Ariadna, que hallas encontrado algo en este diario. Y que vuelvas a visitarlo. Que sepas que no estás sola, que siendo única y excepcional, compartes camino con otros viajeros que buscan y esperan encontrarse.

Somos pocos en la multitud, pero muchos en la suma de nuestras búsquedas los que estamos errantes aunque no del todo perdidos.

Escribo este blog porque lo necesito, porque así digo en voz alta y le doy forma a lo que siento y soy, y así verlo y comprenderme.

El mismo dia que escribí esta entrada, unas horas más tarde, un amigo me dijo que yo tenia miedo. Y cuando iba a negarlo me dí cuenta de que lo tengo, que incluso lo habia escrito aquí. Pero que nadie se muere por tener miedo, solo por dejar que ese miedo le impida vivir.

Sigue así, confia. Vuelve cuando quieras y continua caminando. En el camino, arrieritos y benditos todos, nos encontraremos.