domingo, septiembre 28, 2008

De vuelta a un mundo imposible de sujetar




















Ya he vuelto de Berlin. La ciudad sigue ahí, enorme, maravillosa, con su tiempo variable y la paz de sus calles tranquilas. 

Llegar a Murcia ha supuesto el viaje de regreso, una siesta de 11 horas y un ajuste a esta vida que continua. Marcharme fue una recompensa, un respiro. Pero también un modo de retrasar esto que tengo entre manos, que es la vida de todos los dias.

Si pienso en todos los dias del mundo, en todo lo que ha de llegar me entra algo de miedo. Miedo por lo que será, por lo que quizás no llegue. Miedo, por la enormidad del mundo. No tengo claro si realmente se cuales son las cosas que me gustan. Si cumpliré los programas o no, y si el hecho de cumplirlos significará algo.

Una amiga me ha dicho hace unos minutos que a todo el mundo le cuesta arrancar, que es normal tener dudas, que quizás soy demasiado duro, demasiado exigente.

No lo se... 

Sí que lo se. Es el propio ojo el que crea la distancia. La propia idea del tiempo la que engendra la noción del fracaso. Los errores - y aciertos- de ayer son lo que me ha dejado aquí, y siempre he hecho las cosas -como todo el mundo - lo mejor que he sabido. 

No pensar tanto, sino simplemente vivir. Acercarse a la inmensa montaña la reduce a las rocas más cercanas. Si te acercas lo bastante, solo verás una piedra, la que tengas enfrente. Si miras más cerca aún, solo una faceta, una parte de la roca. Y al final, solo se ven cada uno de los granos de arena que la contituyen. 

"... El árbol que casi no puede rodearse con los brazos,
brotó de un germen minúsculo.
La torre de nueve pisos,
comenzó por un montón de tierra. El viaje de mil millas,
empezó con un paso... "

De modo que miraré fijamente solo el día de hoy, este único paso que doy cada vez. Dormiré mis horas, haré lo que pueda, y lo que se quede fuera, mañana tocará.

Angustiarse o no, es cosa de un suspiro, de abrir los ojos o cerrarlos, de tener algún modo de explicarse. Menos mal...




viernes, septiembre 19, 2008

Berlin




El verano pasado dediqué seis dias Berlín, que me enamoró absolutamente. Entonces decidí que tenia que volver y traerme amigos para disfrutar de otra faceta de la ciudad.

No soy capáz de describirla, aunque para hacerlo más facil, si te gusta Barcelona, Berlín es más diferente aún. Dificil de imaginar.

Así que mientras disfruto de la confiteria, cerveza y paisaje locales, te invito a una ración de imágenes (pulsa aquí ), multiples piezas de un puzzle dificil de resolver, y por eso aún más interesante.

Berlín.


miércoles, septiembre 17, 2008

Aprobé!!!

























Aprobé Anatomia!

Un final emocionante, un resultado algo justo, pero cuanto tiempo hacia que no me despertaban con noticias tan buenas. No me he pegado otra hostia, milagrosamente aterricé sin paracaidas y ningún hueso roto, y todos los ratos que le he dedicado a la asignatura son por fin suficientes.

Emocionante es la palabra. Ahora y tras unos cuantos autobesos, a ver todo lo nuevo que está por venir.




Una taza vacia




















Del maestro Zen Nan-in se cuenta que recibió a un profesor de universidad que quería saber sobre el Zen. En la conversación el maestro notó que el profesor hablaba todo el rato en vez de escuchar. Nan-in entonces comenzó a servir el té a su visitante hasta que se desbordó sobre la mesa.
¿Qué hace usted? –exclamó el profesor.
Su mente, como esta taza, está llena de sus propias ideas –dijo el maestro. ¿Cómo voy a enseñarle yo si no vacía usted antes su taza?

Y así estoy yo. Vaciando la taza.
Llegó el examen de anatomia, cargado de incertidumbre, y pasó. Ahora espero las notas, sin saber a que atenerme, excepto que la excelencia en anatomia exige recorrer un camino muy largo.
Y me han estallado, aunque esté trabajando, las vacaciones en la cara. Vacaciones por la falta de una directriz superior, un destino manifiesto al que perseguir. Nada a lo que entregar todas las horas del dia o sustraer un rato de descanso con mayor o menor culpabilidad. Solo trabajar las horas que sean, salir del trabajo y...

Nada. O todo. Ninguna responsabilidad, ningún plan. Todavia el gesto de quedarse en casa estudiando, de no llamar a nadie o simplemente de dormir. Desconcertado.

Afortunadamente, la vida no pide permisos para continuar. Septiembre ha descargado un torrente de muñequitos sobre mi escritorio. El nuevo curso universitario, las clases de Pa Qua, de Kundalini, los amigos que han vuelto y las buenas temperaturas para volver a la sierra o hacer deporte en general. Así que estoy soltando, dándome cuenta de lo inservible que se han vuelto los esquemas que antes usaba. Confiando en lo que está por llegar, por distinto que sea, y dejándome llevar aunque cueste.

Y al tiempo, resolver flecos del pasado, quitar trastos y cajas de libros que solo ocupan espacio en casa, tomarme unos dias para ir a Berlin. Y esperar que cuando vuelva, el mundo halla continuado su curso sin mí.


martes, septiembre 09, 2008

El hombre que hablaba para si mismo


























Las distancias son tan importantes como lo permitas. Si dejas que la falta de contacto se imponga, la indiferencia se apoderará de cualquier relación, no importa que la otra persona esté en Francia o en el cuarto de enfrente.

Hoy me ha llegado una postal del extranjero. De una amiga que no está dispuesta a dejar que el olvido devore los buenos ratos por llegar. Simultaneamente, las intensas y fugaces amistades del Camino de Santiago se pierden en la rutina del dia a dia, y ahora se marcha un compañero de piso que será un conocido pronto.

Mi amiga cuenta que en mi último correo escribo demasiadas veces "estoy bien" y eso le parece un sintoma de lo contrario. Quizás tiene razón. Quizás siempre que hablo lo hago conmigo, para mí. Cuando animo a los demás es para que no perder yo mismo la esperanza. Cuando explico a mis alumnos que es mejor estudiar dia a dia es porque yo mismo no lo hago pero deseo hacerlo.

Si en este blog hablo de miedo, de ceguera, de separaciones y perdida, lo hago desde mi experiencia, usando la única perspectiva que tengo clara. La mia.

Cuando escribo sobre esperanza, sobre paz y liberación es desde mi deseo y necesidad de estas cosas. Si hablo de equilibrio y de amor es porque los siento brillar hermosos y efimeros.

Esa es la tragedia del ser humano, la ruina desde la que escalar lejos. Siendo infinitos, eternos, estamos atados al detalle. Cada una de las perdidas, muertes y exitos que se suceden en el mundo las experimentamos como si fueran nuestras perdidas, como si amenazaran nuestra vida. O las celebramos como nuestros éxitos.

Es por eso que aunque desee dejar de lado esta excesiva importancia para mi persona, no dejo de hablar desde mi. Según me sienta hablo de dias brillantes, tristes o indiferentes. Justifico mis acciones sin que nadie lo demande, y si te animo es porque no creo que yo mismo mereciera menos.

Sí, es un pobre modo de comunicarse. Pero, ¿sabes de alguien que en el fondo no necesite explicarle a alguien lo malo o bueno que es?

A veces, tras la clase de Pa Kua siento un profundo silencio en mi interior. Observo entonces como mis compañeros hablan entre ellos, pero realmente lo hacen de si mismos para los demás. Al poco mi silencio se pierde y entro en la misma dinamica. El resto del tiempo apenas me doy cuenta. ¿Tu sientes algo parecido?

Espero haberte entretenido leyendo esto. Aunque realmente quien se ha entretenido ya, soy yo, contándomelo...

viernes, septiembre 05, 2008

El camino vacio





El profundo vacío engendra la calma.
Y la felicidad inmóvil, estática, de la consciencia.
Todo está en su lugar, porque se mueve siguiendo su propio curso.
Todo es correcto, simplemente por ser. Y si te mueves con las diez mil cosas, sigues en el camino, sigues en tu lugar.

Sigues tu camino.



miércoles, septiembre 03, 2008

El balance de 35
































Hoy ha sido mi 35 cumpleaños.

Voy teniendo cierta experiencia en esto de cumplir años. Al principio no me enteraba muy bien, pero desde que tuve en mi tercer cumple dos tartas y un triciclo, entendí que podían ser importantes.

De modo cíclico, pasan indiferentes o lo tomo con ilusión, organizo una fiesta gorda y aprovecho para reunir a los amigos. Este año no toca, no me apetece, y mientras llega el tiempo para invitar a unos cuantos cafés, hemos celebrado una cena en mi piso. Me han ayudado a poner la mesa, regalado una tarta de chocolate con velitas, y lo mejor de todo, me he escaqueado de limpiar los platos con la excusa de este turno de noche.

Aquí estoy, en mi oficina, despierto a las 6 AM, con un montón de cosas por resolver laborales y existenciales, sin problemas de salud aparentes, gracias. Y sin demasiadas ataduras, sea eso bueno o malo.

En otras épocas 35 era una cifra importante, tiempo de ser más que abuelo. Esa era la esperanza media de vida hasta el siglo XVIII. Incluso ahora en Zambia la mitad de la población no vive más allá de los 38. Aquí en España es una parte importante del camino, aunque se suponen y esperan más antes de cerrar el quiosco. En mi caso tengo la impresión que han sido tantos los preparativos y los esfuerzos necesarios para llegar aquí, que el viaje apenas ha empezado.

Si hablamos de cosas terminadas, he plantado arboles pero no he tenido ningún hijo. Tampoco he acabado de escribir ningún libro. Lo del globo está un poco dejado, aunque me gustaría. No tengo seguro de vida, ni he preparado testamento ni se que es lo que me gustaría en mi epitafio, por otro lado.

En el Japón medieval aquellos que seguían el camino del bushido no solo no temían a la muerte, sino que se consideraban capaces de entregar su vida por su señor o su honor en cualquier instante, por cualquier razón. No por considerar la vida insustancial, sino porque para ellos era el mayor regalo que podían hacer, y su mayor libertad. Y no creían que tuvieran que guardarla con miedo.

Por mi parte, cada día como un poco mejor, y me preocupo más por mi salud y dormir suficiente. Incluso a ratos llevo una rutina de ejercicio. Y afortunadamente he heredado un metabolismo que no me hace ganar peso. Así, estoy dispuesto a vivir cada uno de los minutos que me presten, incluso si son para leer tebeos malos o hacer colas en los aeropuertos.

Y ahora que son las tantas de la madrugada, que tengo un rato tranquilo y la cuenta de los años fresca... ahora que no me duele nada, ni tengo una prisa especial, me pregunto ¿está bien?

Creo que sí. Incluso, que las películas no tienen porque alargarse demasiado. Y aunque estaré encantado de disfrutar cada segundo que pueda, siento que la sed de vivir ya no es una compulsión, un miedo. Las cosas están bien como están. Está muy bien. Me siento contento de haber llegado hasta aquí. Esta noche cada instante pasado se revela precioso. Y los que aliente después serán un autentico regalo. Uno con el que contaba, pero que no era imprescindible.

Y quizás por eso, un verdadero regalo.


lunes, septiembre 01, 2008

Oración ante el abismo



























La gran mayoría de las personas

qué vacía y mal se siente, porque usa
las cosas para deleitar su corazón,
en lugar de usar su corazón para
disfrutar de las cosas.


Lin An