
Ya tengo bici nueva!
La verdad es que la compré el lunes, pero desde entonces no he tenido el tiempo y las fuerzas para sentarme a contarlo.
Antes de seguir, os doy las las gracias a todos por leer la entrada anterior. Por los comentarios de simpatia y condolencia, o por haber pensado parecido aunque no te hallas animado a escribir. Gracias.
Ya sabeis lo que disfrutaba de mi anterior bicicleta, que con ella habia perdido el miedo y descubierto el gusto de rodar por las calles y los parques, incluso de rodar con el tráfico, llenandome de adrenalina cuando la cosa se pone peligrosa...
Volver a ser un peatón forzoso, ahora que mis clases abarcan más distancia que antes, y tambien mis lugares favoritos y mis afectos, se me ha hecho muy cuesta arriba, y el lunes pregunté a amigos donde podia comprar una bicicleta.
Una bici de segunda mano, que no me costara más de lo que puedo pagar hoy y fuera menos llamativa, para que no corriera la misma suerte que la anterior...
Me recomendaron un par de talleres de bicicletas y esa misma tarde me tropecé casualmente con uno de ellos mientras buscaba el centro Yesqueros.
El dueño, un señor mayor con cierta pinta de duende, bajo, calvo y de manos enormes. Tenia pocas bicicletas en venta, pero la segunda que me enseñó me causó tan buena impresión que no me lo pensé mucho y sin mirar en otros sitios ni regatear, la pagué y me la llevé puesta.
No llegué muy lejos, pues mirando como entraban los cambios en vez de lo que tenia adelante, tropecé con una rama baja de un olivo, y me dí un golpe terrible. Quedé aturdido en el suelo, y tras ayudarme a incorporarme y recuperar la claridad mental los transeuntes, volví al taller con la rueda trasera rota por tres radios y el cambio de marchas casi reventado.
El dueño del taller puso cara de exasperación pero con una velocidad increible probó otra rueda, desmontó y reparó el cambio, y la dejó en condiciones sin cobrarme nada. Solo dijo, "a veces se hacen buenos negocios y a veces malos..."
Desde entonces la bici ha hecho algún viaje largo, bastantes cortos, ha vuelto al taller para colocar un pedal nuevo, y le he puesto un piton de moto tremendo y que seguramente puede abrir algún ladron mañoso. Espero que a los torpes los desaliente.
Me gusta la bici. Me gusta pese a ser más antigua. Tiene formas clásicas, buena frenada y empiezo a apreciar la ausencia de amortiguadores. Pero me dá igual. Es de color azul, mi favorito, y me trasmite sensaciones muy curiosas.
Muy rápido, antes de lo que pensaba, se ha convertido en mi bici...