viernes, agosto 29, 2008
Nuestros dias fueron una noche, de Madredeus
No quiero trabajar de noche. Se que me sienta mal. En la noche hay un vacío tan grande, una acústica tan fina, que todos los recuerdos y dolores pueden reaparecer.
Así, aquello que aparece curado, sanado y listo durante el día, se revela cicatriz tierna, carne irritada por la noche. La tentación de rascarla se multiplica en cada hora, el deseo de comprobar su estado, de mirarse en el dolor.
En mi, fuerzas no más ni menos poderosas e importantes que en cualquier otro se enfrentan a diario. Impulsos de vida, más antiguos que mi ser. Esa fuerza que convierte diminutas semillas en torres verdes o puebla las más oscuras y remotas simas de color y movimiento. También más antiguos que mi memoria, los impulsos de muerte, miedo, huida. Mejor dicho, de soledad y vacío. Los más seguros lugares para el alma.
Oscilo entre ellos, hoja al viento. Y están tan entrelazados, que en mi actividad diaria, multiplicada y turbulenta llego a la soledad de la pura falta de tiempo, y en el aislamiento nocturno me siento a compartirlo con un hipotético lector. Cada instante es una posibilidad, una puerta, un tren que sale, y también oportunidad para cerrar los ojos, un banco en que sentarse, otro lugar vacío.
Los caminos nunca son rectos, las vueltas siempre son en espiral, y años después de continuar este viaje que es la vida, la melancolía domina menos horas de mi día. Tengo por costumbre ni confiar en estos sentimientos ni mirar en los abismos, que te pueden devolver la mirada. Pero en momentos como estos, en noches como esta, me pregunto como podría haber sido, porque no fue, y hecho de menos aquellos labios.
No importa, no importa nada. Importa menos la obra que la ejecución, el arte que el artista, la técnica menos aún que el esfuerzo de dominarla. Vivir es moverse, y la vida sigue curvas, convierte círculos en espirales, y nos lleva al final a puertos que no creímos posibles nunca.
Pero en una noche como esta he escuchado la canción de Madredeus "Os dias sao a Noite", nuestros días fueron una noche, y este espíritu me ha sustraído a las mareas de la melancolía, la saudade, al inmenso mar de la noche, un rato más...
martes, agosto 26, 2008
Dios, de Gibran Khalil Gibran
En los días de mi más remota antigüedad, cuando el temblor primero del habla llegó a mis labios, subí a la montaña santa y hablé a Dios, diciéndole:
-Amo, soy tu esclavo. Tu oculta voluntad es mi ley, y te obedeceré por siempre jamás.
Pero Dios no me contestó, y pasó de largo como una potente borrasca.
Y mil años después volví a subir a la montaña santa, y volví a hablar a Dios, diciéndole:
-Creador mío, soy tu criatura. Me hiciste de barro, y te debo todo cuanto soy.
Y Dios no contestó; pasó de largo como mil alas en presuroso vuelo.
Y mil años después volví a escalar la montaña santa, y hablé a Dios nuevamente, diciéndole:
-Padre, soy tu hijo. Tu piedad y tu amor me dieron vida, y mediante el amor y la adoración a ti heredaré tu Reino. Pero Dios no me contestó; pasó de largo como la niebla que tiende un velo sobre las distantes montañas.
Y mil años después volví a escalar la sagrada montaña, y volví a invocar a Dios, diciéndole:
-¡Dios mío!, mi supremo anhelo y mi plenitud, soy tu ayer y eres mi mañana. Soy tu raíz en la tierra y tú eres mi flor en el cielo; junto creceremos ante la faz del sol.
Y Dios se inclinó hacia mí, y me susurró al oído dulces palabras. Y como el mar, que abraza al arroyo que corre hasta él, Dios me abrazó.
Y cuando bajé a las planicies, y a los valles vi que Dios también estaba allí.
domingo, agosto 24, 2008
La vida que nos espera
¿Que vas a ser cuando seas mayor?
Es una pregunta muy corriente con los niños, sobretodo cuando no sabemos que decirles. Los críos, con el entusiasmo de estrenar la vida, no tienen reparos en compartir sus sueño o las ideas que se les han filtrado de alguna parte.
Yo también me he hecho esa pregunta, y muchas veces. Más, porque no ha perdido validez con los años. ¿Que voy a ser cuando sea mayor? O mejor dicho, ahora que ya no cumplo los treinta, ¿que voy a ser después?
Primero disfruté de la salvaje falta de horarios de la infancia, luego empecé con unos serios cuatro años preescolar. Más tarde, estudiante de una EGB que hoy parece imposible. Luego BUP. Continuando con las siglas, COU, solo un año para ir a una carrera que no me convencía, y que tardé muchos años y créditos en atreverme a dejar. Luego trabajar, de profesor, de camarero, años ahora de informático. De nuevo estudiante, de Fisioterapia. Y como se que aún esto es temporal, en ratos ociosos me pregunto ¿Y después, ¿que?
No hay un paso definitivo, excepto el último. Aunque tu vida esté estructurada, aromatizada y sanforizada, cualquier cosa puede fallar. El terrible accidente de Barajas con 153 muertos es solo un ejemplo de los que llegan a la prensa.
Ahora vivo como un estudiante mayorcito. Tras pruebas y múltiples errores me estoy acostumbrando a compaginar trabajo y estudios. Disfruto de un trabajo que no me llena pero que es estable, y una excelente plataforma para estudiar. Desde aquí parece más fácil hacer todas las correcciones y ajustes posibles, incluso unos estudios superiores o adicionales, antes que saltar al vacío. Vacío al que se llegará en cualquier momento y que está ahí, inevitable.
En los últimos tiempos y más cerca el final de esta carrera empiezo a ver la realidad de la profesión de cerca, y está llena de agujeros y piedras, como la luna. El sueldo y las expectativas de un buen ejercicio de tu profesión son de la mitad si eres fisioterapeuta en lugar de enfermero. Esto se debe a que los enfermeros son profesionales tan necesarios en el sistema de salud español como los médicos y los auxiliares. Sin embargo la fisioterapia aporta calidad de vida, rehabilita a accidentados y enfermos, pero no es cosa de vida o muerte.
¿Que seré cuando sea mayor? Es una pregunta que mientras se formula, condiciona o favorece una respuesta. ¿Quien seré cuando sea mayor? Otro, eso si lo tengo claro. Tan cercano al de ahora como un hermano mayor o un primo de alemania, la vida da muchas vueltas y siguiendo con el refranero, nunca digas de este agua no beberé...
Mientras, preparo un examen para este septiembre. Un curso más y algunos exámenes y prácticas adicionales y seré diplomado en Fisioterapia. Incluso, fisioterapeuta.
Con eso podrán llegar o no grandes cambios en mi vida. Seguiré respirando y comiendo, espero. También, subiendo montañas. Si cambia mi lugar y actividad de trabajo, cambiarán las ocho horas diarias de vida, ¿pero importa mucho?
No lo se. Si lo supiera no necesitaría escribirlo, darle forma una y otra vez. ¿Y después de la fisioterapia? Muy lejos apuntamos, quizás algo distinto, o quizás siga ahí mucho tiempo. Lo que es seguro es que al final... todos nos jubilamos, de una manera u otra. Y esto es independiente de todas las preguntas.
El increible retrato es de Tamás Somoskeöy, genio de la fotografia de 16 años. Su hermosa modelo y compañera de clase tiene más retratos como este.
jueves, agosto 21, 2008
Tiempo... y espacio
Estos son los días tontos del verano. Ese tiempo que perdura aun lejos los retornos, septiembre y la lluvia. Esas semanas de Agosto que gracias a plegarias de colegiales y empleados se alargan como el mercurio en el termómetro.
La ciudad está vacía - medio solo por los que no escapamos en la playa- y los cines y bares con aire acondicionado atraen a los refugiados como a polillas. Es ver a las mismas gentes en los mismos sitios. Si importara, si tuviera ganas de otras cosas, diría lo que la gente dice; es solo cuestión de tiempo... hasta que acabe Agosto.
Estamos pues en un momento especial del año. Un instante infinitamente alargado de silencio. Un ángel que ha pasado sobre nosotros y no se resigna a marcharse. Que es lo que ve aquí el ángel, solo el lo sabe. Yo veo calles encendidas de fuego y sin gente, rostros extraños que se esconden el resto del año, y la prohibición de un ángel exterminador sobre salir de casa durante las horas de sol.
El tiempo se dilata, y por ello se contrae. Si toda la eternidad careciera de fases distinguibles, para un espectador distraído seria un solo instante, una siesta de pesadilla que no terminara nunca...
Para completar el cuadro os contaré que los exámenes vienen a mi encuentro, que mi fe en las salidas laborales de la fisioterapia se tambalea, que mi ordenador ha sufrido un ictus y he invertido en piezas para resucitarlo mejorado. Si te mueves hace calor, sino solo sofoco. Estoy recuperando buenas costumbres como la meditación, pero nada parece duradero y fiable dentro de la eternidad.
No se que deseo. Casi no deseo nada de fuera. Nada externo es fiable o fundamental, ni va a resolver nada. Nada deseo, salvo encontrarme en una noche o en una plaza, y charlando, confiarme que es lo que necesito.
El no-paso del tiempo está retratado en esta fabulosa galería de Brian Chapman. Su estudio de la sobrexposición reduce a lo esencial la realidad, dejando solo un armazón para el tiempo. Que es lo único que pasa y dejando huellas, no deja residuo de si mismo.
viernes, agosto 15, 2008
Bien
Me siento bien. Realmente bien.
Ayer volví a Murcia tras pasar unos dias en la sierra, con los apuntes - que no vieron la luz- "La montaña mágica" de Thomas Mann, y la única compañía de los pinos y el viento.
Hubo un poco de todo en el monte. Un refugio construido en medio de una área de descanso, jabalíes viniendo en busca de comida, familias de picnic junto a mi lugar de retiro, gente que se te cuela en la casa por no haber puesto un dóberman en la puerta...
Principalmente ha sido parar, descansar mucho y no exigirle nada al día. También confirmar que todo, aciertos y errores, tienen aún hueco en mi vida. Lectura, tumbarse a mirar los pinos, meditación, sueño, paisajes, picaduras de mosquito y algo de monotonía en la comida. El último día vino a recogerme un buen amigo, y en lugar de caminar toda la mañana de vuelta a la civilización, fue una jornada de cañas, paellas y algún que otro bar. Cosas del equilibrio.
Llegué a casa ya tarde. Al volver me sorprendió las muchísimas cosas que poseo y lo desordenadas que estaban, así limpié un poco, amontoné en su sitio lo que decidí conservar y cené ramen de gambas. Un par de capítulos de Firefly y a dormir antes de las once.
Hoy me siento bien. Muy bien.
Lo divertido es que primero me he notado raro al levantarme para ir al trabajo. Había una cualidad inusual en los edificios, el cielo y los arboles. Los encontraba claramente hermosos, en su sitio. El viento sabia bien, y al llegar a la oficina la falta de sorpresas ha sido un premio extra. Lo único diferente hoy, soy yo mismo. He dormido suficiente los últimos tres días, algo insólito.
Me pregunto si dormir ocho o nueve horas diarias es uno de los secretos de esta sensación. Se confirmaría entonces que los secretos evidentes y sencillos, los que están al alcance de la mano, son los mejor guardados.
domingo, agosto 10, 2008
No hay ingrediente secreto, de Kung Fu Panda
No hay ingrediente secreto. No existen los ingredientes secretos.
Anoche fui a ver Kung Fu Panda. Llevo una semana de mucho trabajo, con falta de sueño, y también de energía y tiempo para estudiar. Pero anoche llegaron amigos muy queridos y últimamente lejanos, y decidí cancelar el plan de acostarme a las diez para poder verlos.
En perspectiva me alegro. Si no me lo hubiera pasado tan bien, me alegraría por haber cometido ese error, saber mejor que es lo que me conviene y decir no la siguiente vez. Intento al menos ver con perspectiva mis acciones. No hay errores, sino pruebas, ni tampoco accidentes, sino posibilidades y riesgos que se materializan.
Como decia Tolstoi, "El secreto de la felicidad no esta en hacer siempre lo que se quiere sino en querer siempre lo que se hace."
Mientras todo eso pasaba, o no, por mi cabeza, cené palomitas y coke, y de plato principal Kung Fu Panda. La película resultó muy divertida, ágil y espectacular visualmente. El guion era bueno, y explotó además del clásico humor físico y friki, los tópicos del genero. Frases como no hay accidentes, o la ya previsible sorpresa de que el pergamino mágico esté en realidad vacío. En concreto es un espejo que refleja a quien lo mira.
Este es un tópico interesante, aunque superficial. En la película decían que el ingrediente especial no existe, pero la sopa es especial - y tu también- si lo crees.
No tengo nada en contra de esto, pero yo haría otra lectura adicional. No hay ingredientes secretos. Ninguno. Todo lo que necesitamos está aquí. Y las cosas más especiales y maravillosas son absolutamente corrientes, aunque revelan su extraordinaria belleza si las miras con ojos limpios de monotonía y miedo.
La hermana pequeña de mi amigo estaba convencida que si iba a carísimos cursos de fin de semana de Kendo con profesores japoneses, entonces aprendería mucho más. Yo le insistí en que lo importante seria hacer kendo la mayor parte de los días, hacer del kendo algo vivo, practicar hasta que dejara de ser algo mecánico o incluso especial. Estaba demasiado cansado anoche para decirle lo que hoy he pensado, que la diferencia entre practicar con el profesor japones o el español estaba en la ilusión y la atención que ponía en esos cursos especiales.
Eso es todo lo que necesitamos cada día para vivir de verdad, con intensidad e incluso felicidad. Nada de trucos especiales, maestros remotos y técnicas ancestrales. No hay ingredientes secretos. Solo vivir sin miedos.
Escribo esto con sueño, en la pausas entre las docenas de averías de las que me avisa el móvil. Es más fácil ver las cosas en perspectiva cuando van despacio y agradablemente. Pero también tiene que haber momentos más difíciles para esforzarse. O mejor, para seguir viendo que siempre es fácil, y si no, es que no lo estamos enfocando correctamente.
Un abrazo
sábado, agosto 02, 2008
Tao Te King 64, la facilidad de lo suave
Lo que está en reposo es fácil de retener.
Lo que no ha sucedido es fácil de resolver.
Lo que es frágil es fácil de romper.
Lo que es menudo es fácil de dispersar.
Prevenir antes de que suceda,
y ordenar antes de la confusión.
El árbol que casi no puede rodearse con los brazos,
brotó de un germen minúsculo.
La torre de nueve pisos,
comenzó por un montón de tierra. El viaje de mil millas,
empezó con un paso.
Quien actúa, fracasa.
Quien tiene, pierde,
Por esto, el sabio nada hace y no fracasa;
nada posee, y nada pierde.
El hombre suele malograr la obra cuando va a concluirla.
Cuidando del final como del principio,
ninguna obra se perdería.
Por esto, el sabio aspira a no desear nada
y a despreciar lo valioso.
Aprende a no aprender,
regresa por el camino que los demás ya han recorrido,
y así, sin atreverse a obrar,
favorece la evolución natural de todos los seres.
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Un viaje de mil millas comienza en con un solo paso. Los problemas se resuelven mejor antes que se presenten. La clave está en la suavidad, como siempre. Hacer las cosas como si no hicieras nada, sin estress, sin miedos, con naturalidad.
Wu wei.
Estoy empezando a estudiar, o mejor a rodear los apuntes como si fueran un puercoespín y yo un zorro curioso. De momento no estoy avanzando mucho. Otras áreas de mi cotidianía están abandonadas, por razones prácticas y otras que no lo son tanto.
Un amigo bastante más joven me confió una noche un secreto a voces. Las personas que logran las cosas- me contó- esas que llegan lejos o consiguen realizar lo más difícil no son mucho más listas o afortunadas que tu o que yo. Casi todo el mundo es bastante parecido en realidad. Aquellos que consiguen los sueños más lejanos solo han perseverado en sus objetivos. Así, un poco cada día, han terminado llegando a donde es imposible de otro modo. Es más, me dijo con la confianza que dan la falta de años y de heridas, si tu lo intentas con constancia, nada es imposible.
Es cierto. Caminar mil kilómetros o aprender las más difíciles asignaturas es imposible en una sola jornada, pero cualquier objetivo por grande que sea, se rinde ante la paciencia y la suavidad de lo cotidiano. Espero algún día comprender esto de verdad, con las tripas. Ese día, como mi amigo, como tu mismo, podré hacer cualquier cosa.
viernes, agosto 01, 2008
Las fotos del Camino de Santiago
Ya estan en Flickr las fotos del Camino.
Dos semanas irrepetibles, diferentes. Una muestra pequeña de lo que es la vida errante. Los paisajes de Pirineos, Navarra, La Rioja y finalmente Castilla. Y por supuesto algunos de los peregrinos con los que me tropecé.
Ya estoy empezando a hacer planes para regresar. Mientras, que disfruteis del viaje...
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