lunes, marzo 27, 2006

Me han robado la bici























Me han robado la bici.

Ocurrió el viernes por la noche. La habia dejado esa tarde en la puerta de mi casa, atada a la papelera. Habia pensado usarla por la tarde, y no la subí a casa al volver de trabajar.
Allí se quedó tambien cuando fui corriendo a las ocho y media de la tarde a una conferencia, y después de la conferencia durante la cena. Y así hasta las dos de la madrugada que regresé a casa. Tenia entonces la cabeza llena de cosas, y solo recuerdo de ese momento que no la ví. De haberla visto la hubiera subido arriba.

Al levantarme a la mañana siguiente lo pensé. Me la habian robado. Si no estaba sorpresiva y fabulosamente en el recibidor del apartamento o aún atada en su sitio, se la habian llevado.


Y así fue. No tuve suerte de equivocarme, de estar confundido. De que todo fuera un mal sueño, como cuando sueñas que alguien muy querido está muerto o enfermo y despiertas confuso pero finalmente alegre. Ni como esas veces que te asalta un miedo o una oscura premonición y corres a desmentirla, deseando equivocarte.

Pero no se produjo ningun milagro. No estaba ni en la entrada ni en la puerta de mi casa, atada a la papelera. Tampoco era ninguna de las bicicletas que encontré atadas en la calle, llendo a pie a mi trabajo, en ese amanecer de sábado.

Esto era algo que podia suceder, me habian dicho. Yo tambien lo habia pensado, y tambien que no deseaba una bicicleta que no pudieras dejar atada un rato en la calle mientras haces la compra o das una clase. Una bicicleta que fuera una atadura o un lastre.

Porque para mí la bici era una liberación, un modo de ser más libre, una puerta o mejor una llave. Como era una llave para ir a cualquier parte, para sentirse libre de la gravedad en cualquier momento, volando a ras del suelo sin esfuerzo.
Ya no me iré con ella a buscar otro paisaje cuando no me salgan las cuentas de la vida, cuando me ofusque y no vea lo bastante lejos.
Tampoco me colaré entre el tráfico, subiré bordillos y correré bajo los árboles, o me sorprenderán en ella una canción o una sonrisa esa mañana diferente.

No estoy muy apegado a las cosas, me dán casi igual articulos de lujo, marcas o etiquetas. Puedo dormir en una silla o en mi saco, y tirar de bocadillos y fruta...
Y ese desapego que cultivo se extiende a caprichos, posesiones y perdidas.

Esa misma mañana me decian que tenia que enfadarme conmigo mismo por haber perdido la bici, por dejarla en la calle. No pienso hacerlo. Mi madre dice que quien tiene un problema, y se enfada, tiene dos problemas.

La proxima bicicleta que me compre será de segunda mano, y costará mucho menos que la anterior, y será menos llamativa. Y tendré más cuidado para que no pase la noche en la calle.

Pero seguiré yendo con ella a todas partes, atándola en la puerta cuando vaya mis clases, a mi biblioteca, a ver mis seres queridos, cuando necesite ver un arbol o dar un paseo...

Mi libertad no se va a ver comprometida, ni voy a ser prisionero del miedo a que la roben. He perdido mi bicicleta, pero no me han robado las cosas que he aprendido con ella, ni mis recuerdos, ni los caminos...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente, si te enfadas, tienes dos trabajos, enfadarte y desenfadarte. Tienes razón, es un de esas cosas que pueden pasar (como que se rompa, se pinche una rueda, etc.) y no merece la pena hacer un mundo de ello. Lo dicho, te ha servido bien mientras la has tenido, ¿no? Por cierto, he subido más fotos a Flickr.

Anónimo dijo...

Mala noticia, veo. Ya nos gustaría que cuando decidimos no incordiar a otras personas, también a nosotros nos respetaran nuestra individualidad. Corren tiempos de incomprensión y ya no hay respeto. En efecto, nadie puede culparte por vivir a tu aire. Admiro tu actitud positiva.
Dvd

Anónimo dijo...

pobre. Es como un amigo que se ha ido sin despedirse, pero a veces es mejor así, ¿ibas a ser capaz de despedirte?. Esto te permitira conocer otras sensaciones, otras bicis, a lo mejor te cruzas con alguna que te engancha...
Pillate una nueva y te ofrezco mi casa para que la pintes y la dejes guay.
cuidate.
jur

Anónimo dijo...

A mi también me robaron la bicicleta. Me pasé dos días llorando. Su valor económico? No más de 30 euros. Su valor sentimental: No puedo ponerle precio... Animo!

Ashbless dijo...

Gracias.

Todo esto ya es historia. Si miras más en el blog podrás ver algunos episodios. Me compré una de segunda mano, y tras un buen tiempo y un accidente particularmente caro de reparar, me acabé comprando una bici nueva de carrefour, la más económica. Y un candado de moto de aspecto terrorífico.

Y sigo rodando, y tomando senderos, y la dejo atada por la noche en la calle - a un arbol o farola- y así sigo.

Animo y que la sucesora de la robda te de ratos igual de buenos o mejores. Y si te sobran pelas comprale un buen candado...

Anónimo dijo...

Yo tengo 10 años y nunca me la he sacado a la calle de mi ciudad me van a comprar
en 22 de junio de 2011 es para mi campo y la otra que tengo para el pueblo de mis abuelos que esta a cinco kilómetros de mi ciudad le doy las gracias a mi madre por no dejarla sacármela a la calle.