jueves, febrero 01, 2007

Un Creyente, de George L. Frost



























Al caer la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros corredores de una galería de arte. Con un ligero escalofrío, uno de ellos dijo:

-Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas?

-Yo no -respondió el otro-. ¿Y usted?

-Yo sí -dijo el primero, y desapareció.


Fin

2 comentarios:

Anónimo dijo...

magnifico.

Ashbless dijo...

Gracias. el escritor de este relato conocia la regla básica de los fantasmas.

Quien más cree en fantastasmas, es el propio aparecido.