sábado, mayo 19, 2007

El gámbito Von Goom, de Victor Contoski


















Esto del Gambito Von Goom no se halla en ningún libro de aperturas de ajedrez. El Moderne Schachtheorie, de Ludvik Pachman, no lo registra. La autorizada obra de Paul Keres, Teoría Debintow Szachowych sólo lo menciona de paso en una nota de la página 239, advirtiendo al lector que no lo intente en ninguna circunstancia y no da más información al respecto. En los Archivos de Max Euwe se incluye el gambito en el índice junto a las iniciales V.G. (Gambito), mas afortunadamente no está el número de página. El volumen 20 de la Enciclopedia del Ajedrez (cuarta edición), afirma que el Gambito Von Goom es un mito y lo clasifica junto a los hombres—lobo y los vampiros. El gambito no se menciona ni explica. Vassily Nikolayevich Kryllov recomienda cordialmente el Gambito Von Goom en su obra Teoría rusa de la apertura, pero la edición rusa no lo menciona. Por suerte, el mismo Kryllov no conocía, y aun ignora, los movimientos, por lo que no pudo recomendarlos a sus lectores americanos. De haberlos conocido, la guerra fría se habría terminado. En realidad, se habría terminado Norteamérica y posiblemente el mundo.

Von Goom era un individuo poco conspicuo, como suelen ser muchos descubridores; probablemente efectuó su descubrimiento por casualidad, como usualmente se hacen casi todos los descubrimientos. Era hijo ilegitimo de una famosa actriz y un político eminente. El escándalo de su nacimiento entristeció sus primeros años, y tan pronto como le fue posible adoptó legalmente el apellido Von Goom. Se negó a tomar un nombre cristiano porque afirmaba no serlo, hecho que parecía trivial entonces, pero que explica muchas cosas de ese hombre. Creció muy joven y llegó a medir un metro sesenta centímetros a los diez años. Por lo visto, creyó que dicha estatura le bastaba, ya que dejó de crecer. Cuando midieron su cadáver después de su súbita defunción, demostró que su estatura era exactamente de un metro sesenta centímetros. Poco después de dejar de crecer, también dejó de hablar. Jamás dejó de trabajar, porque tampoco empezó. La fortuna heredada de sus padres fue suficiente para todas sus necesidades. A la primera oportunidad abandonó la universidad y pasó los veinte años siguientes de su vida leyendo ciencia—ficción y dejándose crecer un bigote a un lado de su cara. Por lo que parece, durante este periodo aprendió a jugar al ajedrez.

El 5 de abril de 1997 tomó parte en su primer torneo de ajedrez, el Campeonato del Estado de Minnessota. Al principio, Los jugadores le tomaron por sordomudo, porque se negó a hablar. Luego, el director del torneo, al anunciar las parejas de la ronda, cometió un error:

—Curt Brasket, blancas; Van Goom, negras.

Una vocecita fina y delicada, llena de sarcasmo, exclamó:

—Von Goom.

Era la primera vez que Von Goom hablaba en veinte años. Antes de su óbito, no obstante, hablaría todavía otra vez.

Von Goom no ganó el campeonato de Minnessota. Perdió ante Brasket en veintinueve movimientos. Luego, perdió ante George Barnes en treinta y tres movimientos, ante K.N. Pedersen en diecinueve, Frederick G. Galvin en siete, James Seifert en treinta y nueve. Con el doctor Milton llegó sólo a tres, y con Baby George Jackson (que a la sazón contaba cinco años), perdió en ciento dos movimientos. Después, estuvo retirado de los torneos de ajedrez durante dos años.

Su siguiente aparición se realizó el 12 de diciembre de 1999, en la Gran Exposición de Birmingham, donde también perdió todas las partidas. Durante el resto del año, jugó en el Festival Ajedrecista de Presno, en el Congreso de Ajedrez de los Estados Orientales, en el Invitatorio del Estado Peach, y en el Campeonato de Alaska. Su tanteo de aquel año fue: contrarios, cuarenta y un puntos de cuarenta y una partidas. Von Goom: cero.

Sin embargo, Von Goom estaba decidido. Durante un período de dos años y medio tomó parte en todos los torneos que pudo. El dinero no era obstáculo y las distancias no ofrecían barreras. Compró un avión particular y aprendió a pilotarlo para poder cruzar el continente jugando al ajedrez en todas las ocasiones posibles. Al terminar ese periodo de dos años y medio, todavía aguardaba su primera victoria.

Entonces descubrió el Gambito. El descubrimiento debió de ser casual, mas el crédito, o mejor la infamia, de buscar sus variantes ha de atribuirse a Von Goom. Sus estudios le convencieron de que el Gambito podía practicarse con las blancas o las negras indistintamente. Debió de pasar muchas noches terribles sobre el tablero, analizando cosas que un hombre no debe analizar jamás. El descubrimiento del Gambito y sus implicaciones volvieron su cabello albo como la nieve, aunque su medio bigote continuó siendo castaño hasta el día de su muerte, que ya no estaba muy lejos.

Su primera oportunidad de jugar el Gambito llegó con la Gran Exhibición de Nueva York. El favorito del torneo preliminar era el inmenso campeón, el gran maestro Moroslav Terminsky, aunque por sentimiento, la gente prefería a John George Bateman, el campeón interuniversitario, que era también zaguero del Notre Dame, Phi Beta Kappa, y el miembro más joven de la Comisión de Energía Atómica. Por aquel entonces, Von Goom era ya una figura familiar, casi cómica, en el mundillo del ajedrez. La gente aceptaba su silencio, sus retiradas, incluso su medio bigote. Cuando Von Goom firmó en la ficha de registro, algunos jugadores observaron que su pelo se había vuelto blanco; mas la mayoría de personas le ignoraron. Quince minutos después de comenzar la primera ronda, Von Goom ganó su primera partida de ajedrez. Su contrario había muerto de un ataque al corazón.

Ganó la segunda partida también cuando su rival enfermo violentamente del estómago después de seis movimientos. Su tercer contrario se levantó de la mesa y abandonó el torneo disgustado, sin que jamás haya vuelto a jugar. El cuarto oponente estalló en lágrimas, suplicando a Von Goom que desistiera de jugar su Gambito. El director del torneo tuvo que echar de la sala al pobre hombre. El siguiente contrincante se limitó a sentarse y estuvo contemplando la posición de apertura de Von Goom hasta que perdió la partida por límite de tiempo.

Esa serie de victorias colocó a Von Goom entre los favoritos del torneo, y su contrario siguiente fue el campeón interuniversitario John George Bateman, jugador de mal carácter, y siempre dispuesto al ataque. Von Goom jugó su Gambito, o si se prefiere en términos técnicos, el contragambito, puesto que jugaba con las negras. El intento de rechazo de John George fue tan poco convencional como ineficaz. Se puso en pie, alargó los brazos a través del tablero, asió a Von Goom por el cuello de la camisa y le aporreó en la boca. No sirvió de nada. Mientras caía, Von Goom ejecutó el movimiento siguiente. John George Bateman, que no había estado enfermo en su vida, sufrió un ataque epiléptico.

Así, Von Goom, que jamás había ganado anteriormente una partida de ajedrez tuvo que enfrentarse con el maestro de maestros, Miroslav Terminsky el sumo campeón. Por desgracia, la partida tuvo lugar en una enorme tarima elevada para que pudiera ser seguida con el máximo interés por una gran multitud. La tensión creció de punto cuando los dos rivales se dispusieron a jugar. La muchedumbre jadeó horrorizada cuando contempló los movimientos de apertura del Gambito Von Goom. Luego, se hizo el silencio... un silencio larguísimo, continuo. Un periodista que llegó al finalizar el día para entrevistar al vencedor, vio, ante su infinito asombro, que tanto los mirones como los jugadores se habían petrificado. Sólo Terminsty se había librado de la catástrofe: el dichoso hombre se había vuelto loco.

Unas cuantas victorias más por derrota completa, y Von Goom se convirtió en el campeón de ajedrez de Norteamérica. Como tal recibió una invitación para tomar parte en el Torneo de Candidatos, el vencedor del cual jugaría una serie por el título mundial con el campeón actual, doctor Vladislaw Feorintoschkin, autor, humanista y ganador del Premio Nobel de la Paz. Algunos dirigentes de la Federación Internacional de Ajedrez propusieron impedir la jugada del Gambito, pero Von Goom efectuó diversos viajes a medianoche a sus respectivas moradas y les enseñó el Gambito. Todos aquellos dirigientes desaparecieron de la faz de la Tierra. Por tanto, parecía que el camino para el título de campeón del mundo tenía para él vía libre.

Sin saberlo Von Goom, sin embargo, la noche de llegar él a Portoroz, Yugoslavia, sede del match, la Federación Internacional de Ajedrez mantuvo una conferencia secreta. Los mejores cerebros del mundo se reunieron para hallar una réplica al Gambito Von Goom... y la encontraron. A la noche siguiente, los hombres más inteligentes de su generación, los grandes maestros del orbe, condujeron a Von Goom a un bosque y lo mataron. El gran humanista, doctor Feorintoschkin contempló el cadáver y murmuró:

—Un final piadoso para Van Goom

Una voz fina y delicada le corrigió con infinito sarcasmo:

—Von Goom.

Luego, el primero de los grandes maestros volvió a disparar, y entre todos escondieron su cuerpo en una tumba recién abierta, que hasta hoy no ha sido hallada. Al fin y al cabo, aquéllos eran los mejores cerebros del orbe.

¿Y cuál es el Gambito Von Goom? El ajedrez es un juego de lógica. Treinta y dos piezas se mueven sobre un tablero de sesenta y cuatro cuadros, coloreados alternativamente de blanco y negro. Al moverse, las piezas forman dibujos. Y algunos de tales dibujos resultan placenteros a la mente lógica del hombre, y otros no. Muestran lo que un hombre es capaz de hacer y lo que está fuera de su alcance. Tómese cualquier posición de las piezas sobre el tablero. Usualmente, una posición proclama la lógica o falta de lógica de los planes de los jugadores, su estrategia al jugar para ganar, o para quedar en tablas, y sus personalidades. Si uno ve un dibujo con el Gambito de Rey Aceptado, sabe que los jugadores son tácticos, que la batalla será breve, pero feroz. Un dibujo con el Gambito de Reina Rehusado, sin embargo, dice que los jugadores son estrategas y que juegan con diminutas ventajas, con la debilitación de un cuadro o la colocación de una torre en una columna semiabierta. De tales dibujos, gratos o ingratos, es posible saber mucho, no sólo sobre la partida y los jugadores, sino también respecto al hombre en general, y tal vez incluso sobre el orden del universo.

Bien, supongamos que alguien descubre por casualidad o investigación un dibujo en el tablero que resulta mucho más que nauseabundo, un dibujo extraño que pregona cosas secretas respecto a la mente del jugador, del hombre en general, y del orden del universo. Supongamos que ningún hombre normal puede contemplar dicho dibujo y continuar siendo normal. Seguramente tal dibujo ha de estar formado por el Gambito Von Goom.

Me gustaría que esta historia terminase aquí, mas temo que tardará mucho tiempo en concluir. La historia ha demostrado que los descubrimientos no pueden esconderse ni olvidarse. Hace dos meses, en Camden Nueva Jersey, hallaron a un hombre de cuarenta y tres años convertido en piedra, contemplando una posición sobre un tablero de ajedrez. En Salt Lake City, el campeón del estado de Utah de repente empezó a chillar, y enloqueció. Y la semana pasada, en Minneapolis, una mujer que estudiaba un tablero de ajedrez dio súbitamente a luz dos mellizos..., aunque no estaba embarazada.

Y yo mismo voy a abandonar la partida.