Ya sabeis que me muevo en bici por mi ciudad. Aunque una razón importante es que llego antes a los sitios, el factor fundamental es que me gusta mucho montar en bicicleta, incluso entre el tráfico de la ciudad.
Me compré la bici en septiembre, y no entraba en mis planes hacerlo, ni imaginaba el impacto que iba a suponer en mis dias. De hecho, me daba mucho miedo el tráfico. Pero se me pasó cuando me enfrenté a él, y disfruté de la bici durante meses, hasta que me la robaron, y luego adquirí otra...
Ahora ya estoy acostumbrada a la nueva, a sus manias. Todas esas cosas.
Al principio pensaba que iba a ser imposible, o que recordaria la antigua y haria comparaciones. Pero es como mudarse; al termino de la adaptación, sientes como propia tu nueva vivienda, duermes en la cama, coges nuevas costumbres o incluso manias.
De adolescente, y tambien de adulto, tras perder un amor piensas que las nuevas personas que entraran en tu vida cargarán con el peso de la ausencia de quien acabas de dejar, a manera de viuda que conserva la imagen del difunto en todos los portraretratos. Y sin embargo, cuando descubres a alguien nuevo que hace que la sangre vuelva a fluir ligera por las venas, le entregas el corazón, y si te descuidas la cabeza. Y casi casi, actuas como lo hiciste antes.
Me parece que en la vida una de las cosas más importantes que pueden hacerse es aprender. A todos los niveles. Bueno, la verdad es que algunas cosas son más enriquecedoras que otras. Entender el mundo gracias a la física o la geometria, o comprender a los hombres mediante la historia o la psicologia...
Simplemente aprender de tus dias, de tus experiencias... Todo vale.
Supongo que la lista de los reyes godos o de los rios de la peninsula da poco feeling a corto plazo, de modo que lo dejaremos a un lado. Quiero decir cosas que te ayuden a expandir y mejorar tu consciencia, tu sensibilidad, tu sabiduria...
Una de las fuentes de aprendizaje para mí es, curiosamente, la bicicleta. En ella he aprendido lecciones de coraje y prudencia, he encontrado lugares que me eran nuevos o inaccesibles, me he levantado tras darme algún golpe o he vuelto a recuperar la sonrisa tras sudar mis tensiones o mis penas.
La última lección la aprendí ayer. No es muy notable, y probablemente no te será de gran ayuda, porque ya lo sepas. Para mí es un avance, pues lo que se aprende y descubre por uno mismo tiene un valor especial.
Estoy aprendidendo a andar en bici sin manos. Es un capricho, un desafio y un ejercicio de equilibrio.
Al principio pensaba que la clave era pedalear sin desplazar la bicicleta a derecha o a izquierda, en una recta imperturbable. Moverse muy poco, desplazando las piernas y el torso minimamente.
No avancé mucho, la verdad. Hasta que ayer me dí cuenta que la clave no está en no desviarse a un lado a otro. La clave está en ser capaz de volver al centro cuando pierdes el equilibrio, de tener control sobre la dirección en la que te mueves.
Pienso que respecto a la vida es igual. No es cuestión de no caerte, sino de ser capaz de levantarte. Es imposible que permanezcas siempre centrado, en equilibrio. Pero puedes recuperarlo...