viernes, noviembre 03, 2006

Para los dias que llueve fuera y dentro



















Hoy llueve en todas partes. Llueve en mi triste ciudad sin primavera. Llueve en los televisores, en el fondo de mi garganta, en los segundos de silencio.

Es un dia oscuro. Los cuerpos buscan de manera inconsciente el calor de otros cuerpos, refugio en sofas con mantas, el vaho de un café o de una taza de té en compañia.

Hoy llueve fuera, pero tambien llueve por dentro. Me acuerdo de otros dias. Hacia mucho que no llovia. Ni en mi ciudad, ni en mí.

Se que mañana volverá a salir el sol, que no duran siempre las penas de este infierno, y aunque el azul del cielo no es eterno, nada dura demasiado.

Pero hoy me he acordado de un poema de Luis Cernuda, que me llenó con el sabor amargo de las almendras tristes la boca, tantas tardes de adolescencia, y que quiero compartir aquí.



Para unos vivir


Para unos vivir es pisar cristales con los pies desnudos; para otros vivir es mirar el sol frente a frente.

La playa cuenta días y horas por cada niño que muere. Una flor se abre, una torre se hunde.

Todo es igual. Tendí mi brazo; no llovía. Pisé cristales; no había sol. Miré la luna; no había playa.

Qué más da. Tu destino es mirar las torres que levantan, las flores que abren, los niños que mueren; aparte, como naipe cuya baraja se ha perdido.


Luis Cernuda

6 comentarios:

Tramontana dijo...

A veces es rico tener esta coincidencia interna con el clima exterior. Especialmente si sabemos que el sol saldrá de nuevo, no me parece mal tener días grises

Anónimo dijo...

magnifico Luis C.
Aj.

Ashbless dijo...

"Tu destino es mirar las torres que levantan, las flores que abren, los niños que mueren; aparte, como naipe cuya baraja se ha perdido."


Este parrafo representa para mí la soledad, el ajenamiento de los que te rodean y de la vida misma, absolutamente.

A.DeTocqueville dijo...

Esta lluvia que ciega los cristales, que deshace el barro acumulado, que descubre lo brillante más enterrado. Me deja con los ojos grandes, el corazón hinchado y me crece un atropello turbulento de sensaciones casi olvidadas. ¿Qué tendrá la lluvia sobre mí que me noquea? Me riza el pelo, el alma y humedece mi corazón curiosamente colorado. La lluvia es una cosa que sucede en el pasado. Bruscamente el día se ha oscurecido y me ha trasladado a aquél tiempo inocente, genuino, aquél en que se esperaba todo sin paciencia, aquél en el que lo importante no eran nada más que los sentimientos y las emociones ¿es que hay algo más importante que eso nunca?; pertenecer, ser, seré, soy ¿me querrá alguna vez? ¿Qué será lo que sea? ¿Vendrá? ¿Qué tiene que venir? La almagama es enorme, hoy siento a mi madre y a mi hija mayor, ambas partes de mí, como si yo no fuera nada sin la parte que de mí tienen ellas. Ellas, tan distintas y tan necesarias, tan mías y yo tan suya, justo en la mitad. Querría ser mi hija y sin embargo cada vez soy más mi madre. Ambas están lejanas.
Esa canción que suena "para mamá", hallada por casualidad, es tan bonita. Buscaba a Jeremy Kapone, ídolo adolescente french, al que escuché esta mañana en el cuarto de baño, entre rutinas, polvoretes, rímmeles y niñas doradas. Me dijo "mamá ¿a qué tiene una voz preciosa?" y no sólo le dije que sí la tiene, además sentí que la tenía y que la que es preciosa es ella.
Tengo para colgar un montón de colaboraciones que habéis mandado, si no os importa, lo haré mañana. Hoy toca melancolía de la lluvia tras los cristales.
Y eso que, esta mañana, aún no sabía que hoy llovía.



http://hermosasydivinas.blogspot.com/2009/12/esta-lluvia-que-ciega-los-cristales.html

A.DeTocqueville dijo...

Perdón, no me di cuenta de que colgué lo de las colaboraciones y eso sólo corresponde a mi blog...
Mil disculpas

Ashbless dijo...

No hay problema.

Gracias por compartir aquí tus sentimientos.

Un abrazo