Rishikesh, allí donde el Ganges sale del Himalaya.
Ciudad santa llena de monasterios para occidentales, profesores de yoga y de música india. De restaurantes, mendigos sagrados y santos que aceptan dinero.
Familias indias de romeria, música y llamas que llevan deseos e ilusiones por el rio, hasta el oido de los dioses.
Y en medio de mi viaje por fín, paz. Solo lo disfruté una semana, pero estuvo muy bien.
Las fotos en
Flickr.
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