viernes, noviembre 17, 2006
TODO DEPENDE DE UN CABELLO, Fredric Brown
La esposa del señor Decker volvió de Haití.
Había ido sola. Habían decidido pasar un tiempo separados para arreglar luego amistosamente el divorcio. Pero eso nada había cambiado.
Se detestaban todavía un poco más que antes.
- Divide en dos partes - Exigió firmemente la señora Decker -. La mitad de tu dinero y de tus bienes.
- Es ridículo - Replicó con aspereza el señor Decker.
- ¿Ridiculo, eh? Si quisiera lo tendría todo. En Haití, he estudiado vudú.
- ¿Y qué?
- Que si no fuera una mujer honrada morirías por paralización del corazón. El vudú no deja huellas.
- ¡Tonterias! - Exclamó con superioridad el señor Decker.
- Bien, permíteme hacer la prueba. ¡Un trozo de uña o de cabello y verás!
¡Patrañas! - Afirmó el buen señor Decker.
- Te hago una proposición, probamos. Si no da resultado, nos divorciamos y no pido nada. Si sale bien, heredo y me voy muy agradecida.
- De acuerdo - Dijo el señor Decker
- Trae cera y un alfiler.
Se miró las uñas.
- Demasiado cortas. Te daré un cabello.
Fue al cuarto de baño y volvió con un cabello en un tubo de aspirina. La señora Decker había ablandado ya la cera. Hundió en ella el cabello y la modeló groseramente en forma de ser humano.
- Lo lamentarás - Aseguró, mientras hundía la aguja en el pecho de la estatuilla. El señor Decker se sorprendió, pero de manera agradable. No creía en el vudú, pero era prudente. Además, siempre le había irritado que su mujer no limpiase nunca el peine.
FIN
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
No conocía a este escritor, Frederic Brown, pero están muy bien sus cuentos. Gracias por descubrírmelo.
Salud.
Gracias a tí por leerlo.
Frederic Brown es un extraordinario escritor de ciencia ficción, fantasia y policiaco.
Su mayor don es el relato ultracorto, aunque algunas novelas suyas como "Marciano vete a casa" y "universo de locos" son un derroche de imaginación e ironia de similar nivel.
Seguiré poniendo algunos relatos.
Salud.
Uff, terrible relato¡
Me encanta este hombre. Aunque sobre gustos, hay infinitos senderos.
Por si acaso, cuidado con el pelo...
Publicar un comentario