sábado, abril 26, 2008

La vida en una zapatilla

















Hoy se me ha roto una zapatilla de andar por casa.

No ha sido intencionado. Estaba emulando a Pirsig y aprendiendo a reparar mi bicicleta y al levantarme, rass... El pie se ha ido con la parte de arriba, y la suela y parte del fieltro por otro lado.

Empieza a hacer calor para llevar pantuflas, y estaban ya gastadas del uso diario. No las arreglaré. Estamos en una sociedad donde sale más barato comprar que reparar, y por tan poco no voy a aprender también el oficio de zapatero.

Así que toca tirarlas. Las dos, la que está aún bien tras la rota, que está mal visto llevar calcetines de distinto par, y peor aún el calzado. Pero este acto tan tonto, en una mañana en que iba a subir a una gran superficie comercial - una vez o dos veces al año- me ha retrotraído a cuando hace un año y medio los dos subimos a esa gran superficie, y entre otras cosas compramos estas zapatillas.

Digo los dos porque aunque pareja, tampoco estuvimos tan unidos que fuéramos uno, como mucho un solo barco a punto siempre de naufragar entre tormentas y desacuerdos. Un solo bando algunas veces y un único sueño compartido en las reconciliaciones.

De todo un año de vida, de complicaciones, caricias y heridas me quedaba ahora, casi un año después de la ruptura, unas zapatillas.

Zapatillas que he tirado a la papelera de mi cuarto. Habitación al que me mudé al poco de conocerte, y que es una sola de las muchas cosas que sin ser tuyas, aparecieron en mi vida porque existías.

Fuiste muros que superar, galerna contra la que luchar, enemiga íntima. También maestra, escuela de lo bueno y malo, de lo que quiero y lo que no. Y mientras todo eso ocurría, tuvimos momentos que no se han de olvidar.

No volveré a comprarme unas zapatillas como estas, ni volveré a desear que volvamos. Pero en este momento en que tiro unas zapatillas viejas, la vida se me antoja un lugar más extraño, más triste y hermoso.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi tb me ha pasado lo de las zapatillas, ya hace calor y estoy estirando su uso con un apaño casero con cinta de embalar de esa color marrón. Hay una tienda en la cale correros, junto en frente del antiguo gobierno civil que ya no está. Es una zapateria donde venden muchas cosas clásicas, zapatillas, alpargatas, pisa-mierdas, todo muy barato y clásico. Esto te evitara ir a un centro comercial por lo menos otros 6 meses.

Muy bonito el relato, describe un sentimiento muy bonito, al menos a mi me retrotrae a esa sensación de cambio, de pasado que no ha de volver que aún teniendo partes buenas el solo hecho de volver a él lo hace negativo y solo puede vivir , cosa tan delicada, en forma de memoria, de recuerdo que a veces se incrusta en una zapatilla.

Un abrazo
Ajur.

Calle Quimera dijo...

No se pueden acumular cosas ni sentimientos ya desgastados, inservibles, porque el hueco que ocupan no dejan sitio a lo nuevo, a lo que nos regenera. Haces muy bien en renunciar a las zapatillas..y a todo lo que llevaban anejas.

Un besote, Ashbless.

Anónimo dijo...

Tras leer cada parrafo, observe mis pantuflas, con diseño de perros, cumplen un año dentro de poco, un año de muchos recuerdos,estan mal gastadas, dañadas por esos escapes aselerados en busca de medios menos hostiles, en fin... entiendo muy bien lo que relataste, un abrazo, Luis Eduardo.
Gracias por tus palabras, son un vaso de agua en medio del desierto.

Ashbless dijo...

Se que tienda me dices, Ajur, un buen sitio para empezar a mirar con que voy a pisar cuando no esté en la alfombra o en la cama. O en la bañera.

El tiempo es algo increible. Cura las heridas y te la perspectiva suficiente para que puedas apreciar las cosas. Y sobre todo, trae continuamente cosas. Unas buenas, otras malas, todas tienen su papel.

Me alegra que te halla gustado la entrada, y que entiendas ese sentimiento.

Un abrazo

Ashbless dijo...

No puedes guardar demasiadas cosas contigo, al menos si eres de viajar con poco equipaje.

Y las cosas que han terminado su ciclo deben dar lugar a lo nuevo. Me ocurre que cuando me despido de alguien y me marcho de un sitio, o termino un viaje y empiezo el regreso, me gustaria que fuera instantaneo. Cuando algo ha terminado, de poco vale desear más. Bueno, sí. Pero de otra cosa. Aunque tengamos muy buenos recuerdos.

Besos

Ashbless dijo...

Que encuentres tiempo para leer lo que aparece por acá también es un trago de agua fresca.

Cuídate mucho Luis Eduardo

Anónimo dijo...

Hoy estoy un poco perezoso así que no me extenderé, sólo decirte que me ha gustado y que todos algunas veces hemos tenido unas zapatillas como esas, que cuesta tirar por lo que representan no por lo que son.

Ashbless dijo...

Muchas gracias.

Tirar hoy las zapatillas ha sido necesario. Un acto de realismo no mucho más difícil que tirar un cartón de leche pasado. En su momento, decidir que una historia no iba a funcionar fue muchísimo más penoso.

Sea como sea, de todo lo vivido queda la memoria, los buenos y malos recuerdos, y el resto de la vida...

Un abrazo