domingo, abril 06, 2008
Morir, renacer, expandirse...
Una etapa se ha terminado, y con ella un sueño.
Una idea de mi mismo, de lo que iba a hacer, a ser. De con quien iba a estar y que iba a ser de mi vida. Una alfombra imaginaria -porque las cosas las imaginamos antes de vivirlas- que al ser retirada bruscamente de bajo mis pies me dejó en el suelo, magullado, dolido y con un sabor a pérdida e injusticia.
Problemas que vienen de identificarse con sueños, de querer atrapar el tiempo y el mundo en el puño, para asegurarnos de no perder, que no vamos a caer. Que no moriremos.
Pero eso es necedad, tonteria, un error. Yo lo se. Por mis lecturas, por mis noches dandole vueltas a libros viejos. Apenas un poco por todas mis derrotas y esos triunfos que han perdido el brillo. Pero el conocimiento aprendido de memoria es solo una muletilla, algo a lo que recurrir cuando ya estás en el suelo.
Ahora estoy de nuevo en pie. He podido cerrar la puerta y buscado una nueva de modo febril, urgente de renovar y encontrar. La misma voz que habia querido atrapar en ambar el tiempo me pedia ahora que empezara esta nueva etapa y que alcanzara una nueva arcadia que fuera para siempre. Aprendemos poco y despacio, me temo. Por suerte, algo se queda, y más cuando te das tiempo para pensar y para vivir.
Las últimas semanas he estado meditando con mucha intensidad, buscando febrilmente una solución en esta práctica. Y me ha ayudado, a contener la voz en mi cabeza, a dormir bien, e incluso a mejorar mi atención, que necesito entre otras cosas para estudiar. Pero solucionar el mundo y la vida es verlos como son realmente. Aceptarlos.
He estado buscando maestros, y la salvación en pasta. He visitado un dojo estupendo, y aunque lo recomiendo, me he dado cuenta que en este momento no necesito luchar, ni demostrarle a nadie nada. El lugar donde resolver los problemas es la vida cotidiana, y sobretodo, mi interior. He llamado, he buscado y finalmente lo que buscaba estaba al alcance de mi mano desde hace varios meses. Así de listo y superficial soy.
Me han salido maestros hasta debajo de las piedras. Pero ninguno es el maestro que necesito. Unos se han puesto turbante, para impresionar a los turistas de la espiritualidad, y salir mejor en las fotos. Otros me han propuesto aventuras y futuros gloriosos, aunque no nos conocemos. O unas clases sencillas una vez por semana, con las que empezar a aprender o tranquilizar mi conciencia. E incluso un tal señor Li me prometió poderes especiales.
El maestro está en mi. El que me conoce, el que sabe como puedo vencerme, derrotarme, morir y volver a ponerme en pie. Ese al que apenas conozco, como no nos conocemos la mayoria, ahogados en ruido, en confusión, en la persecución de cosas que no necesitamos ni nos convienen.
Me decia ayer el experto en meditación con menos pinta de santo que puedas encontrar, que estoy cerca, que es esa prisa por llegar lo que me está dando problemas, impidiendome llegar. Debo darme mi tiempo, no crecer demasiado en esta nueva etapa. Darme tiempo para aprender y expandirme muy despacio, porque todo lo que crece mucho se vuelve demasiado grande, se agota y muere. Y creo que este camino que llevo hoy es interesante. Si le doy tiempo.
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4 comentarios:
Querido Ashbless;
Fue imperiosa la necesidad, despues de haber pasado meses de no haber entrado a ningun blog, incluido el mio, de buscar lineas tuyas.
Y todo para que?
Para encontrarte en medio de una búsqueda que podrás concluir en el instante justo en que veas al del espejo, en el que reconozcas que en vez de buscar un maestro, un guía, te reconozcas como el maestro, guía o luz que otros buscamos.
Sigue floreciendo, sigue retoñando, que conforme lo hagas, me ayudas -nos ayudas-.
Buenas noches desde México.
Me ha gustado muchísimo lo que has escrito, ¡qué buenos escritos salen del corazón dolorido!, es un poco cabrón decirlo así, pero así me lo parece a mi.
Sin embargo no comentaré nada de lo que dices, por que tú mismo has encontrado las respuestas.
Muchas gracias Violetta. Gracias por tus palabras y por pasarte por aquí.
Las verdades sencillas son las más dificiles de entender. Incluso para aquellos que pueden recitarlas de memoria.
Tu me ayudas a mi.
Un fuerte abrazo.
No es cabrón, es cierto, aunque duro.
Respecto a las respuestas encontradas, te diré lo mismo que a Violetta. Se muchas cosas que realmente nose. Las entiendo solo como sonidos, como lógica incluso. Pero no del todo con el corazón. Luego no las se más que de madrugada, o cuando en mi cabeza se hace el silencio.
Este es uno de esos saberes. Aunque espero que acabe madurando y haciéndose realmente propio.
Un fuerte abrazo Lughnasad
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