jueves, octubre 25, 2007
De cómo llegó el enemigo a Thulnrana, de Lord Dunsany
Desde hace mucho tiempo había sido profetizado y previsto de antiguo que el enemigo llegaría a Thlunrana. Y se conocía la fecha de su destrucción y la puerta por la que aquél entraría, aunque nadie había profetizado quién sería el enemigo, excepto que se trataría de uno de los dioses que vivían entre los hombres. Mientras tanto, Thlunrana, esa lamasería secreta, esa catedral mayor de la magia, era el terror del valle en el que estaba asentada y de todas las tierras que lo circundaban. Sus ventanas eran tan estrechas y altas, y tan extrañas cuando estaban iluminadas de noche, que parecían contemplar a la gente con una diabólica mirada de soslayo, como si guardaran algún secreto en la oscuridad. Quiénes eran los magos y sus delegados y el gran hechicero jefe de aquel furtivo lugar nadie lo sabe, pues iban cubiertos con capas, capuchas y velos totalmente negros.
Aunque su destrucción estaba próxima y el enemigo de la profecía debía llegar aquella misma noche a través de la puerta abierta del sur que llamaban la Puerta de la Perdición, la rocosa estructura de Thlunrana permanecía todavía misteriosa, venerable, terrible, oscura, y espantosamente coronada por su funesto destino. No era frecuente que alguien se atreviera a vagar de noche por las cercanías de Thlunrana, cuando el lamento de los magos invocando no se sabe a Quién se alzaba débilmente desde las cámaras interiores, asustando a los murciélagos a la deriva; mas la última noche llegó el hombre de la cabaña con techo de paja negro junto a los cinco pinos, ya que quería ver Thlunrana una vez más antes de que el enemigo, que aunque vivía entre los hombres era divino, viniera contra ella y la destruyera. Ascendió el sombrío valle con audacia, mas sus temores fueron en aumento; su valor le sostenía todavía aunque le empezaba a flaquear. Entró por la puerta del sur que llaman Puerta de la Perdición. Llegó a un oscuro vestíbulo y, subiendo una escalera de mármol, pasó a ver lo que quedaba de Thlunrana. Apartó una cortina de terciopelo negro y entró en una cámara, más tenebrosa que cualquier otra que pueda uno imaginarse, donde colgaban otras muchas cortinas. En otra cámara sombría, vislumbrada a través de una arcada, unos magos con cirios encendidos practicaban su magia y decían conjuros en voz baja.
Todas las ratas del lugar habían desaparecido, yéndose gimoteando escalera abajo. El hombre de la cabaña con techo de paja negro atravesó esta segunda cámara: los magos no le miraron ni cesaron de susurrar. Dejó atrás pesadas cortinas, también de terciopelo negro, y entró en una cámara de mármol negro donde nada se movía. Únicamente ardía un cirio en aquella tercera cámara; no había ventanas. Sobre el pulido suelo, al pie de la lisa pared, se levantaba un pabellón de seda con sus cortinas corridas: era el sanctasanctórum de aquel siniestro lugar, su misterio más recóndito. A uno y otro lado había enigmáticas figuras agachadas, hombres o mujeres, o estatuas cubiertas, o bestias amaestradas para estar calladas. Y cuando la horrible quietud de aquel lugar era mayor de lo que podía soportar, el hombre de la cabaña con techo de paja negro junto a los cinco pinos se dirigió al pabellón de seda y, descorriendo con determinación una de las cortinas, contempló el misterio oculto y se rió. Y la profecía se cumplió, y Thlunrana nunca más fue el terror del valle, sino que los magos abandonaron sus terroríficas salas y huyeron a campo abierto, amentándose y dándose golpes de pecho, pues la risa era el enemigo que, según estaba predestinado, vendría contra Thlunrana por la puerta del sur conocida como la Puerta de la Perdición, y aunque habita entre los hombres se trata de uno de los dioses.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Muy buena historia, Ashbless... Me gusta la literatura fantástica poblada de magos, castillos, héroes... Y en este caso, el héroe es la risa.. Pues sí señor, uno de los dioses humanos: el más capacitado para luchar contra las tinieblas que envuelven el corazón.
Besitos.
Me alegro de que te halla gustado. Llevo una temporada que no leo casi nada de fantasia, o al menos de las historias de magos y castillos, porque los periódicos no me resultan demasiado reales.
Dunsany es una voz especial, sus fantasias son sugerentes, oniricas, barrocas y sensuales...
Si tienes oportunidad leelo. Yo comencé con "Cuentos de un soñador" y ya no hubo un final...
Besos
Qué bonito, y qué filosófico. El poder de Thulnrana estaba en el misterio que encerraba y el miedo que provocaba en los hombres. Una vez revelado el misterio, ya no había nada a lo que temer.
No hay nada más aterrador que una habitación a oscuras, que una palabra inaudible, que un silencio...
Son espejos en los que volcamos nuestro miedo. El nuestro, porque no habia otra cosa antes.
Dunsany sigue siendo espectacular, pese a los años y las traducciones. Todavia tengo algunos relatos cortos suyos en reserva.
Gracias por vistar esta página. Besos
Publicar un comentario