viernes, enero 04, 2008
Aceptar la realidad es el modo de solucionar los conflictos.
He tenido unos dias malos. Bastante malos. No sabia lo que pasaba, solo que el mundo no respondia a sus patrones normales.
El sol salia, pero no calentaba. La única fuerza palpable era la gravedad, y ni las personas ni los objetos poseian sombra. En ese desierto solo había espacio para las necesidades más básicas, y el viento devoraba los sonidos.
Y luego me dí cuenta de lo que ocurria, y renuente, acepté que mi ánimo estaba mal, que igual que afuera, adentro también estaba lloviendo. Incluso comencé algunas acciones para salir del agujero, cosa de la veterania en esta guerra.
Guerra. No es un conflicto. Son cosas que ocurren, una extraña alquimia de neurotransmisores, circunstancias y decisiones. Es mi vida, soy yo. Y no aceptarlo es prolongar este malentendido.
Hoy me siento mejor. Ignoro si es aceptar que estaba mal y que acabaría sintiéndome bien, y solo en parte era responsabilidad mía volver a subir. E incluso volver a bajar.
No se si esta mañana de sol resplandeciente es también la causa. O si solo puedes estar mal unos días y luego las endorfinas vuelven a subir. Para volver a caer algún día...
No lo se. Puede que halla sido un poco de todo. Sea como sea cuando salga de la oficina intentaré disfrutar un poco del sol, igual que ahora estoy disfrutando de esta música. Porque igual que estos días malos han terminado de momento, el sol y la música solo están aquí de modo pasajero. Igual que nosotros. Así que celebremos mientras podamos.
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9 comentarios:
Lo importante es salir de ese estado de ánimo. Momentos malos y buenos se suceden continuamente en nuestras vidas. Lo importante es poder disfrutar de los buenos y olvidar o no dar tanta importancia a los malos.
Cuídate. Un abrazo.
A veces, algo en nuestro entorno o en nuestro punto de vista cambia, y las cosas nos parecen extrañas, con menos sentido. Pero como todo, esas situaciones cambian y pasan.
Bonita foto, sobre todo cómo la luz incide directamente sobre el edificio (¿es un templo?) en la colina.
Si que es importante salir de estados de ánimo negativos y tristes,amigo Suldu.
A veces intento disfrutarlos, como el vinagre, pero se está mejor en el lado luminoso del mundo.
Afortunadamente nada dura, todo es pasajero, bueno o malo. Eso si, me consterna comprobar lo que me afectan los cambios en el clima. Las bajas presiones en particular son la leche. Una razón más para irme a vivir a las Azores...
Los cambios de perspectiva, como el reciente accidente, cambian realmente el punto de vista, y no es nada tranquilizador.
Pero estos dias malos han sido una mezcla de cosas, quizás del susto, del cambio de tiempo y que quizás tocaba ponerse triste tras tanta alegria y tanto cambio. Sea como sea, vino, y se fue.
La foto mola, es de un usuario chino de Flickr, y sí, es un templo.
Siempre es mejor ser junco, dejarse llevar por el viento hasta que pasa, o se corre el riesgo de quebrarse. Por lo menos, cuando es absurdo luchar contra las circunstancias porque estas son las que son.
Vaya, si hubiese empezado a leer desde arriba en vez de por el último post que tenía atrasado habría visto que tenemos el mismo pensamiento: el sol termina por salir.. :-)
Me ha gustado el título del post, y la foto. Es impresionante.
besos.
Lo bueno de leer al derecho, es que me acompañas en mi viaje.Yo lo prefiero así.
Además, resulta mas emocionante...;-)
Cuando no puedes forzar algo, habrá que aceptarlo. Una frase sobre la que hoy estuve pensando era "Cuando la vida te de limones, haz limonada" Es un poquito Charlie Brown, pero encierra una enorme sabiduria.
Besos
Y a mí me gusta acompañarte en tu viaje.. :-)
Esa es una muy buena frase. Y créeme, muy cierta. termina uno por hacer unas limonadas fabulosas... ;-)
Besotes.
Mi humilde opinión es que todos, normalmente, no hablo de casos patológicos, tenemos días buenos y malos, temporadas mejores y peores. El problema no es olvidar los días malos (recuerda la acertadísima parábola del vinagre) si no aferrarse a ellos.
Por cierto que lo mismo sería aplicable a los días buenos, aunque evidentemente resulta más difícil, tampoco hay que aferrarse a los días buenos...
No te puedes aferrar. Todo a lo que te aferres, acabarás perdiendolo, cuando no lo aplastes, como a un gorrión em tu puño.
Lo que pasa es que justo los dias en que somos más frágiles, entonces nos aferramos a los que tememos perder, por ejemplo, a cosas tan evasivo como puede la tranquilidad, o la felicidad.
Miedo, y aferrarse, es peor que alcohol y carretera.
Menos mal que solo se cae para volver a levantarse.
Un abrazo
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