sábado, julio 28, 2007

Una sandalia






















Un tren traquetea por las montañas, de pueblo en pueblo, en dirección a Varanasi. En él viaja un hombre, mal acomodado entre la multitud, a un paso de una puerta que sólo conserva su marco. De repente, el vagón sufre una sacudida y el hombre, tras dar un traspié, pierde una de sus sandalias, que cae al exterior.

Al instante, se saca la otra sandalia y la tira por la puerta.

Otro hombre, que viaja a su lado, se sorprende al ver aquello. Él le contesta:

“No puedo hacer gran cosa con una sola sandalia. Y, si alguien encuentra la que ha caído, tampoco le servirá de mucho. Así pues, mejor que encuentre las dos”.




Gracias a mi hermano pequeño, que me conto esta historia y hace que el mundo sea un lugar mucho mas grato. Y puede aguantarme durante horas...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh, la historia de la sandalia.
La casualidad hizo que un amigo la escribiera en el foro de ROLUM poco tiempo antes de que pasaras por Varanasi a bordo de un tren, durante tu viaja a India. A parte de que la historia es bonita, eran demasiadas casualidades como para no ponerla como comentario a la entrada del blog que narraba tu paso en tren por Varanasi.

Muy chulas las sandalias de neón, lástima que no estén a la venta.

Ashbless dijo...

Creo que puedes confeccionarlas en plan bricomania, a partir de madera, gomas y elementos de tuneo de PC. Lo malo es la bateria de tres kilos que se encuentra fuera de cámara.

La historia me gusta mucho. Y las casualidades no son tal.

Un abrazo.

Calle Quimera dijo...

Esta es la historia que recordaste en la playa .....salud¡¡¡¡

Ashbless dijo...

Efectivamente.

Real como mi vida misma.

Saludos