sábado, diciembre 10, 2005

Robots






















Me encantan los robots. Me gustan muchísimo.

De niño conocí a Mazinguer Z primero, y luego a Robbie, de planeta prohibido. Ambos eran buenos, capaces, geniales.

Cuando me empapé de robots fue unos años despues. Descubrí a Asimov, las tres leyes de la robótica, y a R Daneel y R GisKard.
Ante las leyes de la robótica, parecia que los robots solo podian ser como el buen doctor habia pensado. ¿Conoceis las leyes? Puedo, como un personaje de una novela de Asimov (Lucky Starr por ejemplo) citarlas de memoria.

1. Un robot no puede dañar a un ser humano, o permitir por inacción que un humano sufra daños.

2. Un robot debe obedecer las ordenes que reciba, siempre que seguirlas no contradiga la Primera Ley.

3. Un robot debe proteger su propia existencia, siempre que esto no contravenga la Primera y Segunda Leyes.

Este ensamblaje lógico era muy satisfactorio. El propio Asimov jugó con ellas, contando el caso de robots muy caros que desarrollaban compartamientos egocentricos al tener la tercera ley reforzada casi por encima de las otras, y así evitar averias y daños. Robots sometidos a programaciones racistas, que no consideraban humanos a cualquiera, sino que exigian un acento o un tipo racial concreto...

Pero era lógico partir de las tres leyes y no enredarlas. Gracias a ellas los robots eran como seres humanos excelentes. Amables, cuidadosos, serviciales y sacrificados. Esto más las capacidades sobrehumanas de sus cuerpos ciberneticos y sus mentes positrónicas.

Pero tanta paz no podia durar mucho. Los robots sin las leyes empezaban a aparecer. Podian ser brutos practicos aunque simpáticos, como Terminator.
Podian ser los robots de "Ciberiada" de Lem, tan humanos pese a su forma inhumana que tardé muchas páginas en darme cuenta que eran "solo" máquinas.

El mismo Lem, al final de los relatos de Ijon Tychy, cuenta la historia del doctor Minos y sus máquinas, robots no creados a la imagen y semejanza del ser humano, sino sigiuendo los imperativos de la propia lógica, por alienigena que resulte esta. Nos muestra robots que se construyen a sí mismos, que desean destruirse, robots biológicos... Terrorífico.

La penultima vuelta de tuerca la encontramos en Ghost in the Shell, donde los seres humanos mecanizan sus cuerpos hasta que la idea de humanidad se desdibuja, y los robots, llamados "dolls" avanzan hasta ser más que máquinas insensibles. Una película distinta, ambiental y filosófica aparte del componente de acción. Sorprendente.

Y finalmente conocí a mi robot favorito. Todo chico, decia con razón Fry, sueña tener como amigo un robot.
Bender, alcoholico, fumador, agresivo, grosero, cleptomano, lujurioso, la antitesis del robot asimoviano. Porque Matt Groening sabia que el futuro no es como creemos...

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