miércoles, septiembre 12, 2007
En busca del silencio
Me voy. Estoy, pero como si no hubiera estado. Y me marcho.
He pasado estos dias descansando por dentro y por fuera, libre de la responsabilidad del examen y ya solo con las de todos los dias. No han sido dias muy edificantes, aunque tirarte en plancha al sillón para leer, salir a tomar unas cervezas con los amigos o comer con viejas amigas tampoco son actos inmorales.
Pero la verdad es que he dedicado más al hedonismo que a otra cosa, y ahora para compensar la balanza y descansar de mi descanso, voy a aprovechar unos dias libres para marcharme a Sierra Espuña. Allí tengo reservado un refugio - el de Fuente del Sol por si pasais por allá- donde espero disfrutar en soledad y en medio de la naturaleza de unos dias de paz.
Me llevo tres o cuatro libros, velas, dos cuadernos y el cojín de meditación. Algo de comida, un saco de dormir y una taza para el agua. Y música clásica, mucho sueño y sobretodo falta de estar conmigo mismo.
Ya os contaré que tal. La idea a priori es buena, el coste del refugio nominal - 7 euros por nohe- y la posibilidad de pasar estos dias en soledad, rodeado de arboles, me parece inmejorable.
Ya os contaré. No hace falta irse tan lejos para encontrar el silencio. Está detras de cada ruido, entre los estrépitos y sacudidas de la vida cotidiana. Pero es más facil en las montañas.
Un abrazo
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6 comentarios:
Que disfrutes mucho de ese viaje!!es un planazo..a veces nos olvidamos de nosotros mismos, esta práctica es genial, cuando te hablé del libro "El Sol, mi corazón" justo pensaba en algo así, en la consciencia de nosotros...
y Sierra Espuña lo conozco, si vuelvo, buscaré el refugio de Fuente del Sol...
bss
Pues a descansar. El plan desde luego parece perfecto... Ya nos contarás.
Y oye, que de vez en cuando también hace falta darse algún pequeño homenaje al cuerpo, tampoco veo que haya sido una bacanal eso de irte con los amigos de vez en cuando..
Besos, y feliz estancia en ese sitio que suena paradisíaco.
Me ha encantado esta frase: "No hace falta irse tan lejos para encontrar el silencio. Está detras de cada ruido, entre los estrépitos y sacudidas de la vida cotidiana".
...
..
.
¡¡ PÁJAROOO !!
.
..
...
¿A ver si vuelves al blog, no; o qué?
Lo malo será no llevarse la cámara de fotos; que yo sé que has olvidado.
Pero, bueno; ya nos veremos y nos ilustrarás sobre el color del monte; su olor; su forma de hablar; ... bueno, y todo eso...
Encantado de que vuelvas; pero VUELVE aquí también...
SalvT !!!
Gracias, Glauka.
Sierra Espuña estaba preciosa, verde, verde, como no la veia en años...
Y estar solo y tranquilo genial, ha sido un primer acercamiento, pero la vida son aproximaciones. Voy a intentar conseguir el libro que citas. Eso si, primero tengo que acabar con los que tengo a medio, que llevo ya demasiados por delante.
Gracias, Calle Quimera.
He descansado un montón en las montañas. Por desgracia la civilización está peleona desde que he vuelto y el curro tremendo, pero todo acabará amainando.
Sí que hay que permitirse excesos de vez en cuando, pero no demasiados. Los justos para mantener el equilibrio. Y además, con los años y la falta de costumbre, las resacas se vuelven más duras...
El silencio estaba allí, entre los pinos. Apenas cubierto de viento, de pájaros, o de insectos. Velado, pero tan próximo que podias acariciarlo.
Genial. Voy a volver.
Querido pensionista, estabas allí, me subiste a cuestas de tu coche, y me bajastes a cuestas tambien.
Estuviste allí conmigo la última noche y la primera tarde. ¿Como quieres que te cuente como sabia, olia o sonaba el bosque?
Tu estabas allí, y aunque solo hubieras puesto media oreja, ojo y garganta esa experiencia primera es superior a lo que se puede contar.
El bosque era bosque, los arboles ellos mismos, y nosotros nos empezamos a olvidar de quienes somos. Por unos dias he tenido suficiente silencio para recordarlo.
Ya ves que he vuelto, primo. Nos vemos pronto. Un abrazo
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