lunes, septiembre 17, 2007
La partida, de Kafka
Ordené sacar mi caballo del establo. El criado no me comprendió. Fui yo mismo al establo, ensillé el caballo y monté. A lo lejos oí el sonido de una trompeta, le pregunté lo que aquello significaba. Él no sabía nada, no había oído nada. En el portón me detuvo para preguntarme:
-¿Hacia dónde cabalga el señor?
-No lo sé –respondí-. Sólo quiero irme de aquí, solamente irme de aquí. Partir siempre, salir de aquí, sólo así puedo alcanzar mi meta.
-¿Conoce, pues, su meta?- preguntó él.
-Sí –contesté yo-. Lo he dicho ya. Salir de aquí, esa es mi meta.
Franz Kafka
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3 comentarios:
Joder¡¡¡¡. Ahora si que me has tocado.....
Se me olvidaba...salud¡¡¡.
Una meta clara, y sencilla. O no tanto...Hay que tener valor para partir.
besos.
Ese primer y pequeño paso puede agrandarse para nosotros hasta hacerse imposible.. Pero fuera de nuestras circunstancias - fuera de nuestra mente- solo es un paso.
Y ahora me viene a la cabeza aquello del Tao Te King, de que un viaje de mil millas empieza con un paso.
Besos
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