sábado, septiembre 01, 2007

Dueños de nuestros silencios...






















Zenón de Citión dijo " Tenemos dos orejas y una boca, para escuchar más y hablar menos"

Kung Fu y mis queridos Ultimos recordaban eso de " Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir..."

Y en las tradiciones orientales manda lo de "El sabio calla y el que no sabe, habla"

Y así todos somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios. Traicionados por los momentos en los que perdimos la paciencia, u olvidamos la prudencia. Declaraciones hijas del entusiasmo, amenazas engendradas por el miedo...

Tenemos tiempo para pensar las cosas, para hacerlas incluso antes de decirlas, y así no vender el oso antes de cazarlo. Y todo un montón de pensamientos sabios que en este rincón tranquilo afloran sin presión ni pausa, pero que cuando hacen falta resultan escurridizos como peces.

Quien no me conoce me ve como una persona tranquila. Quien me conoce mejor sabe que es el fruto de años de esfuerzo por no dejarse llevar por los nervios y las prisas. Como todo lo aprendido pero no apreendido, esta calma puede desvaratarse en un minuto y dejar paso a viejas precipitaciones. Quizas por eso me siento cómodo en el silencio en los últimos tiempos. No porque no se cometan errores en él, ni por rechazar la comunicación con mis semejantes... Dios me libre.

En dias como hoy, que me he visto escribiendo cosas como la entrada anterior, es porque siento el silencio como un lienzo en blanco, un imprescindible espacio sin el que las palabras no tienen lugar ni sentido, y que es tan dificl de usar con el respeto que merece...

Pero hay que hablar. Sin las palabras el silencio es eso, vacio, preñado de posiblidades pero esteril. Y quiero saber que tienes para contarme.


5 comentarios:

Calle Quimera dijo...

Que maravilla de artículo,has pintado el silencio en su máxima expresión. Me ayudas mucho,en serio.Salud¡¡¡.

Calle Quimera dijo...

Procura no guardar mucho silencio cuando te nazca de dentro decir cosas como estas. De verdad, has cumplido una de las máximas que citabas: "Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir..."

A estas horas tengo poco que decir, Ashbless, más bien tengo mucho que soñar. Y no solo mientras esté durmiendo... Pero sí que te voy a contar algo... Muchas veces me paso por aquí y te leo. Callo, pero egoístamente te leo. Me gusta hacerlo...

Besos, poeta de la vida.

Ashbless dijo...

Muchas gracias.

El silencio es una de las cosas más importantes. Sin el seria imposible que escuchar, cantar, compartir historias, escribir cartas, y poder soñar...

Un abrazo.

Y dulces sueños...

Anónimo dijo...

Hola, un día más, Ashbless.
Recién llegada a casa de echar unos cantos no he resistido la tentación de pasear un rato por aquí (más bien no he querido resistirla), y como soy una recién llegada por este tu blog tengo muchas entradas por ojear. Y he llegado a ésta.
He de reconocer que he entrado aquí por casualidad, y que he ido leyendo unas y otras, pero al llegar aquí he decidido dejar mi comentario. No es que tenga mucho que decir; al fin y al cabo con tus palabras sobra, pero sí he querido aprovechar para decirte cuánta razón tienes al hablar de la importancia del silencio... y de su ruptura en determinados momentos. Confieso que me gusta hablar, mucho, pero de vez en cuando, en verano, me retiro unos días al pueblo, donde no tengo nadie con quien hablar, ni a quien escuchar, salvo al aire que sopla, los bichos que hay por doquier, y el fuego...
Abrazos.

Ashbless dijo...

Hola Susana.

Has llegado bastante profundo en los sótanos de este diario. Este edificio crece como un girasol siempre mirando el presente, pero construyendose sobre el pasado y con cada entrada haciendo más antiguas, más subterraneas, las anteriores.

Curiosea y disfruta cuanto quieras.

El silencio es el opuesto inseparable y necesario de la palabra. Necesaria para ella como la noche para el día. Hace ya bastante tiempo que no me retiro a los montes de mi tierra, como hice en alguna ocasión el año pasado. Hecho bastante en falta ese silencio, esa sencillez del refugio vacio y los montes sin gente. No la necesito tan intensamente como antes, pero llevaba un par de dias pensando escribir sobre ello.

Es curioso que me hallas dejado un comentario sobre una entrada que también trata del silencio. Será que nunca está demasiado lejos de nosostros, como nuestra sombra.

Un abrazo y feliz canto